18 de diciembre de 2008

17 de diciembre

Algunas noches, conciliar el sueño es una opción que camina unos cuantos pasos por delante de tus narices. Llega a ser desesperante, porque sería lo único que pudiera tranquilizarte, y corres, hasta que te das cuenta de que, por más que te esfuerces, hoy no dormirás.
También las buenos momentos corren, y se escapan. Y si te descuidas, no vuelven a aparecer. No estoy hoy para nada, prácticamente para nadie, porque perdí. Perder entristece, y parte de ti, nunca vuelve a sonreír.
Hoy no es un buen día, hoy no es nuestro día. Mañana tampoco lo será, ni pasado, y estos navajazos en el pecho, me dicen que nunca lo será.

Celebración por estos lares, y algunas veces ni me da tiempo a llegar al baño y llorar. Porque ya sólo queda eso... llorar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mochila preparada...hazme un huequecito que voy para allá!!! Preparad micros amorrr!

Anónimo dijo...

Por cuaaaaa?? Algo me han contao y chica... ¿qué quieres que te diga? Ya lo dice Ismael: brindemos por el amor y sus fracasos...