8 de septiembre de 2010

Volvemos...

Para mi, como para muchos, el año empieza en septiembre. Cuando todavía no hemos terminado de digerir las noches de borrachera estival, debemos reencontrarnos con madrugones, prisas, y demás puntos del guión de un curso que, de entrada, no denota grandes cambios. En los pocos días que me separan de lo que fue revivir, ya han intentado atraparme con sus lanzas de madera, ágiles y quietas a la vez, siempre afinadas, silenciosas. Parece que los objetivos, este curso, están casi tan definidos como entonces, cuando había objetivos. En unos días, se difuminarán y caerán sobre nuestras cabezas, como los lejanos colores de los fuegos que acaban de aterrizar y que representan un fin de ingesta (que no de fiesta) de todo tipo de sustancia enajenante. El caso es que el percal está de luto, y tampoco hay muchas trazas de enmienda a corto plazo, por lo que habrá que plantearse seriamente la posibilidad de buscar un refugio en forma de concierto, mesa de bar, vaso de chupito o simplemente silencio... y que sigan hablando los de siempre.

4 comentarios:

David dijo...

Jode empezar a currar, ¿eh? Bienvenida!

Mariajillo dijo...

No sabes cuánto. Con lo de putísima madre que estoy... Pero bueno, mis planes futuros son molones :-)

Sandra dijo...

Qué pesá! Vete a currar ya cooooooño! Ya quisiera yo el verano que tas pegao, tss. Tus planes futuros son aburridísimos, y no te los crees ni tu, naturista de postal, lalalala...
PD. Te echo de menos.

Mariajillo dijo...

Que poquito me conoces, querida. Oye, no venías en septiembre? A ver si va a ser justo el finde que yo no estoy, que te veo venir...
PD. Y yo.