Algunas mañanas me despierto abrazando tu recuerdo. Tu recuerdo, que va y viene como un tren de cercanías, que se impone, violentamente, al otro lado de la cama, así, tan tú, sin mí.
Algunas mañanas recuerdo tus palabras, tan presentes todavía, y quisiera que dónde hubo palabras, ahora haya silencio, silencio compartido y definido, sin adornos, sin metamorfosis burdas de lo que fueron oraciones, plegarias, escaleras directas al cielo.
Algunas mañanas llueve por dentro, y esnifo esas bajas temperaturas con la única intención de que el frío congele tu mundo y lo convierta en despedida. Porque todo fue -casi siempre- una despedida, primero a otra canción, luego a otra ciudad y -al final- a otra persona.
Algunas mañanas, ya sabes, te recuerdo. Un recuerdo que es tantas cosas, tantas veces, de tantas maneras.. y por tanto tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario