13 de octubre de 2011

Reencuentros

El tiempo es la hostia. De pronto, te planta en los morros la oportunidad de revivir, de moldear figuritas de barro en forma de futuro. No hay reglas, aunque las conoce bien. Pasea por alguna playa, bajo un cielo pintorrojeado de azul, claro. Parece que ya nada puede sorprenderle, porque desconoce que tiene el poder de acariciar corazones rotos.
Como siempre que tropiezo con este tipo de regalos del tiempo, siento miedo. A que todo acabe casi antes de empezar.

1 comentario:

Jordi dijo...

Mira que te mola oir que eres lo más bonito que dios me ha dao :-) Te veo el 4. Ah bueno! y el sábado en la mani!