19 de enero de 2012

Soy un corazón tendido al sol



Después del último examen de Selectividad, Sandra y yo nos echamos en el césped del mismo campus y escuchamos esta canción en el viejo Aiwa Autoreverse de mi hermano. No teníamos ni puta idea de qué número pondría nombre y apellidos a todo un año de cervezas y tertulias en la Bodega. Me preguntaba si, tal vez, debería haberme decantado por el Matrimonio de Arnolfini en lugar de la Virgen de las Rocas... ¿Quién escoge estas obras pudiéndose perder por el infierno del Jardín de las Delicias?
Ninguna de las dos se atrevía a comentar nada que pudiera generar la duda de haber acertado en la respuesta. Casi susurrando, pregunté algo así como ¿balear?
-Líate uno. Y vámonos al Q3.
Y jamás sabré cómo agradecerle que esa tarde me arrastrara hasta aquél garito, con su hora feliz... porque fue allí dónde encontramos la auténtica libertad, la felicidad que debiera sentir todo adolescente -cuando suena su canción, o siente en el cuello la lengua de quién te pone a dos millones-, y la bendita sensación de pertenecer a un lugar seguro.
A los treinta y tantos ya no hay lugares seguros. La lucha por un mundo mejor es la lucha por mi mundo mejor. Las ideas se difuminan como tu sonrisa, y la distancia empuja mi mano para que no toque tu mano.
No creo en el compromiso colectivo, ni en la honestidad de las personas. Creo en ti, y en tu eterna generosidad.
Me voy con la tristeza de quien fracasa, porque todo sigue tal y como estaba cuando llegué, los mismos muebles carcomidos por el fantasma que, hace muchos años, recorría Europa.
Son las 21.21h. Ducha y bajo. Aihoa y David han venido de León, unos cuántos kilómetros de reencuentro que bien merecen un brindis. Por la vida!, dirá alguno. Por los colegas, qué hostias! Por ti, pensaré.

2 comentarios:

Sandra dijo...

Esta entrada es la polla, de verdad. Qué época, sin duda, la mejor de mi vida.

David dijo...

Qué tienes en contra de la virgen de las rocas?
El número que puso nombre y apellidos a tus años de cerveza y tertulias en la bodega me permitió conocerte, para dar paso a nuevos años de ron, guitarras, y más tertulias en el Cefe, Ateneo, Badamola, Astrolabi, Libertad 8, Barcelona 8, en tu casa, en la mía, en frente de algún mar en calma, llorando, riendo...
El 9, qué pedazo número, joder!