17 de enero de 2014

Actos involuntarios

Resulta que cada día tragamos alrededor de un litro y medio de saliva de forma involuntaria. Evitar hacerlo, sabiendo de antemano que estás enfrentándote a los caprichos de la corteza cerebral, es prácticamente imposible. Y en esa lucha entre mi voluntad y mis actos reflejos estaba cuando mi mente empieza a procesar información de toda índole bajo un desafortunado manto febril.. Delirar sin drogas es abrasivo, los reductos de consciencia se convierten en cenizas para dar paso a todo un mundo de fantasmas enloquecidos y hambrientos. Y entonces caigo en lo acertado que estuvo Goya cuando pintó "El sueño de la razón produce monstruos", y me asusta la idea de que la mía (la razón) se quede dormida para siempre, y entonces sea capaz de decirte que no quiero perderte,  o que me gustaría emborracharme contigo en una tasca de las afueras.
Pero entonces un par de héroes con bata blanca dejan que los antitérmicos fluyan por mis penas, y en unas horas recupero la consciencia y los monstruos desaparecen. Y sale el sol. Y escucho la canción más bonita de sus Versos y Madera. Y nunca te diré que no quiero perderte, ni que me gustaría emborracharme contigo en una tasca de las afueras.

1 comentario:

Unknown dijo...

Lástima que estés tan jodida, porque me flipa leerte así.