Esos momentos en que, no me engaño, continuar caminando es perder el tiempo. Me detengo, con una prudencia similar a la que usan sístole y diástole para bailar ese vals que es vivir. A veces, empezar de cero es aguardar en cualquier lugar donde sentirse a salvo del murmullo ensordecedor, del miedo, de las palabras bala o de los silencios torturadores. Me siento a salvo una tarde de domingo en tu casa, escuchando, a lo lejos, a los comentaristas de algún partido que parece emocionarte. Y todo es como hace un año, y sonrío, quieta e inmóvil, en caída libre..
LA ALEGRÍA ESTÁ PERMITIDA
Hace 5 años
3 comentarios:
No me puede gustar más esta entrada ¿vuelves para quedarte?
¿Me he ido alguna vez?
Es imposible que me gustes más, aún más...
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