28 de febrero de 2014

Temblar

Lo sabíamos todo, aunque no quisiéramos decir nada. Sabíamos que aquella noche jamás volvería a ser como ninguna de las que vendrán, y que no éramos tan diferentes a cómo habríamos querido ser hace 15 años.
Y eso, que estábamos de pie frente a una barra amiga, que nos servía sueños a pocos euros, y alguien ponía rock and roll nacional.
Teníamos muchas pesadillas que contarnos, y nadie pudo detener el tiempo mientras temblábamos, yo de frío, tú de miedo, y los dos de vida, suicidio a las 6.57.
Y ahora nos vamos dejando un suspiro en cada duda imposible de resolver, y lloras, porque siempre es más fácil llorar que enfrentarte a lo desconocido, por más que conozcas todas y cada una de las cicatrices que adornan mi piel. Y yo sigo cortándome las penas con el afilado metal que son tus signos de interrogación, y las afirmaciones de felicidad sin mí. Venga, recoge mi sangre del suelo y limpia tu conciencia de mi recuerdo.

No hay comentarios: