15 de noviembre de 2011

Lluvia

La ciudad viste de lluvia. Detrás del cristal el sonido me hace renacer, con acento de reencuentros, de capítulos cerrados.
Me atrapa la imagen de las gotas diagonales bordeando el color indefinido de la farola que guía las luces de interminables faros metálicos.
Pienso en cómo debe ser esta noche la luna en Montmartre, si tendrá algo que ver con tus ojos pacientes, o -testigo de acróbatas cobardes- se ha escondido tras la neblina.
Otros destinos se colocan ordenadamente sobre la lista de experiencias por vivir ahora. Quiero echarte una foto apurando la copa de vino que pone fin a nuestra estancia en la barra y anuncia que esta noche será larga.
Me gusto más que últimamente. Me encantaría escribir un libro. Su protagonista, seguramente, sería una mujer de unos 31, culta, sensible, inteligente. Quizás un tanto insegura, lo cual todavía la hace más atractiva. La gente que no duda es muy peligrosa, porque se aferra a verdades inciertas o caducas, o -lo que es peor- a sus propias verdades.
La ciudad viste de lluvia, igual que tu olor cubre mi cuerpo.

1 comentario:

David dijo...

Me encanta.