1 de enero de 2012

2012



Quizás debería currarme una entrada especial que resuma lo mejor del 2011 y manifieste los buenos deseos para el año que entra. No lo haré, entre otras cosas, porque nunca he visto claro que el cambio de un día en el calendario suponga un nuevo ciclo ni nada por el estilo -lo percibo de una forma más clara en septiembre, después de la huída estival-. En cualquier caso, sí que me apetece demostrar mi gratitud a ¿la vida? por rodearnos de todas esas personas que hacen del mundo un lugar seguro, mágico (que diría Ferreiro). Ha sido un año especialmente rico en ese sentido, almas valientes que aparecen en el momento preciso y tiñen de verde tus miedos y dudas. Los que estaban, siguen aquí; y quienes se alejaron continuarán su camino cerca, pero a modo de línea paralela que, por ley matemática, no volverá a cruzarse en nuestros sueños.
En un ámbito más global, la lucha debe continuar, seguramente más que nunca. Se avecinan tiempos siniestros, donde la única libertad que se huele es la de los mercados. Imperan valores rancios con olor a pasado y sotana. Tomar las calles sí, quizás la necesidad y la rabia nos haga descubrir modos diferentes de organización...
En cualquier caso, mi ventana sigue entornada. Lo justo para que los sueños paseen y se planten delante nuestro. Como la guitarra -que también anda con resaca-, y que resucitará en el momento en que la toques, con la misma pasión con la que acaricias mi pelo.
Feliz 2012, feliz vida y, sobre todo, feliz ahora.

1 comentario:

Trice dijo...

Me voy a tomar la libertad de incluirme en el apartado "nuevas adquisiciones del 2011" para no sólo agradecerte sinó recordarte que encontrarte ha sido un regalo maravilloso. Alma bella, acordes perfectos, lilas. Berlín.