“Sólo a oscuras se puede ver el alma de las piedras. Cada una tiene el alma de un color y de una forma distinta. Con la gente no sirve, chavales, sólo funciona con las piedras. Para la gente todavía no se ha inventado nada.”
Y entonces llegó el frío, y derritió un montón de corazones congelados por el desuso, y aprovisionó de ilusión lo que antes era insomnio, y se colocó sobre sus cuerpos para que un abrazo fuera insuficiente. Hoy lunes, demos la bienvenida al frío :-)
Tener un mal día. O dolor de cabeza, demasiado trabajo. No estar de humor (qué ridícula resulta esta expresión si te paras a analizarla). Sentirse cansad@... frases que, frecuentemente, utilizamos para justificar nuestra mala leche o, en mejor medida, ciertas poses pseudoformalísimas, políticamente correctas... Algunas veces, directamente, no tenemos ningunas ganas de justificar nada ante nadie y pasamos a enmudecer (o refunfuhablar), provocando en nuestros allegados una sensación de desconcierto, miedo, culpa... Pasen y entren, sean bienvenidos al maravilloso mundo de los humanos, buscadores de razones y causas externas, escapistas de nosotros mismos y alrededores, protas de un sinfín de tesis, retesis, másters, ciclos, reciclos, triciclos... Por eso, en primera y última instancia, lo mejor es protegerse y, aún así, andarse con ojo, porque el daño, aunque involuntario –o eso quiero pensar-, es gratuito, y a día de hoy, todavía existen algunos que, puestos a racionalizar recursos, sacrifican la esencia, la vida... para permanecer inertes, cansados, moribundos... PD. Hoy estoy contenta y, lo mejor de todo, nadie puede cambiar este hecho.
- Notar el roce de tu mano cuando me pasas la cerveza. - Un mensaje de buenos días a primera hora de la mañana. - Un concierto de algún cantautor desconocido. - Tener la certeza de que las tres horas que pasé cocinando sirvieron para algo. - Las performance nocturnas. - Lo siguiente a las performance nocturnas. - Los atentados contra la monotonía. - Los discursos de algún humorista-político. - Hacer planes para una inminente borrachera. - La retahíla de tonterías que diariamente aprende mi gato. - Verte feliz, verla feliz, verle feliz. - Despertar de un sueño contigo. - Las guerras de almohadas. - Ganar al trivial. - Llevar la razón. Perder la razón. - Revisar la caja de entradas de conciertos y sentir que sé aprovechar el tiempo. - Anular una reunión para pasear por las callejuelas del centro. - Apoyarme en tus piernas y quedarme dormida. - Ir de compras con Jor. - Girar mi cabeza hacia la derecha durante las 7 horas de jornada laboral. - Quedar con mi gente y desarreglar el mundo con 10 o 12 birras. - Recordar tiempos mejores. Mejorar los malos tiempos. - Perdonar. Ser perdonada. Querer. Ser querida. - Saber que, cuando termine de escribir esto, seguirá siendo viernes.
"Hay que estar siempre ebrio. Esto es lo único. Para no sentir el horrible fardo del tiempo que rompe vuestros hombros y os inclina hacia la tierra, hay que emborracharse sin tregua. ¿De qué? De vino, de poesía o de virtud, como gustéis. Pero embriagaos. Y si alguna vez, en la escalera de un palacio, o en el borde de un foso, o en la soledad melancólica de vuestro cuarto despertáis ya disminuida o desaparecida la embriaguez, pedidle al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle qué hora es. Y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, os contestarán: "Es hora de embriagarse. Para no ser los esclavos martirizados por el tiempo, embriagaos constantemente. De vino, de poesía o de virtud, como gustéis."
Baudelaire
Bueno, los siguientes dos días voy a seguir el consejo del poeta. Los siguientes dos años voy a seguir sus consejos, o el resto de mi vida...
Calentando los pocos motores que nos quedan para esta tarde...
Palabra por Palabra Lo sé, lo sé, dicen que estoy como una regadera El caso es que la noche me confunde y quiero repoblar con flores todas las aceras Lo sé, lo sé, quizá no hemos ganado la partida Pero como a nadie le amarga un dulce le puse azúcar a los golpes que me dio la vida
Sugiero hacer lo mismo que Amelie le hizo al tendero Que Peter Pan visite una favela Que un niño lea cuentos pa dormir a sus abuelos Sugiero que los viejos vean el video de Pamela Que los gatos abracen a los perros ¿Por qué no ir a buscar en la piscina a una sirena?
Palabra por palabra doy la vuelta al mundo en que vivo Si te miento es porque te quiero decir la verdad En la vida real, tu lo sabes, siempre gana el coyote al correcaminos Con el mundo al revés quizá hoy haya paz en Bagdad
Yo quiero que un lunes de estos caiga en domingo Que un ronaldinho sea presidente Que los chulos de barrio lloren con el principito Yo quiero que al que le sobre el tiempo me lo preste Que me hacen falta 2 pa hacer un trío Tu tirale los tejos a la novia de tu jefe, de tu jefe
Palabra por palabra doy la vuelta al mundo en que vivo Si te miento es porque te quiero decir la verdad En la vida real, tu lo sabes, siempre gana el coyote al correcaminos Con el mundo al revés quizá hoy haya paz en Bagdad
Palabra por palabra doy la vuelta al mundo en que vivo Si te miento es porque te quiero decir la verdad En la vida real, tu lo sabes, siempre gana el coyote al correcaminos Con el mundo al revés quizá hoy haya paz en Bagdad
Con el mundo al reves quizas hoy haya paz en Bagdad
Marwan
PD. Sí, con esto dejo el rollo cantautor por un tiempo (pesaos!)
Algún día conoceré a este chico y le diré, tal y como Lucía le dijo a Lorenzo, que sus canciones se me han agarrado por dentro y no me sueltan. Por más que lo intento, no me sueltan.
Me ha llamado caballero la puerta de un lavabo. Me he mirado en el espejo y no era cierto, y he llorado. Hoy no tengo la cabeza como para hacerte un tema y ando. Ando equivocado y sin camisa, soy un carnaval de Cádiz y ando. Y guardo en la memoria el equilibrio de un Domingo atravesado, y guardo aquel retrato de tu pecho que escondí en el calendario.
Te he dejado en la despensa lunas, si acaso es que oscurece. Creo que se hace tarde y ya empezó la orquesta. Busca entre la gente caras demasiado cuerdas para un escenario cada Viernes, esperé hasta el Sábado y la feria fue cambiándome la suerte.
Pongamos que te pongo y tú me pones el derroche entre las manos. Pongamos que él te llama y no le coges, y se nos juntan los labios.
Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto como para no ver que hay gente aquí a mi lado. Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto los días de Domingo que pesan como años. No te quiero tanto...
Qué hacemos de los dos ahora que ya me quiero un poco, que me moja el mar del sur los pies. Me moja y no estoy solo. Medio loco como tú, como aquel verano azul que se nos fue de las manos. Despierta ya, mi bien, despierta que ya amaneció, que otra vez nos llama hacienda, que hay atasco en la M - 30, y aún nos quedan fuerzas para medio asalto en la calle Libertad.
Pongamos entre los dos dos Gyn Tonics en lugar de tu abogado. Pongamos que él te llama y no le coges, y se nos juntan los labios. Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto, pensándote después de un polvo en cualquier baño. Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto, buscando no encontrarte perdido en otros brazos. No te quiero tanto... Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto, si acaso es que te ciega la luz de un escenario.
Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto, que tengo más amigos que tú soldados raso,
Después de varias escuchas del nuevo disco de EUKZ he de destacar la siguiente canción (que no encuentro en youtube para colgar por aquí...).
Véndeme algo que no pueda pagar. Convénceme de que soy como el que vive en la colina. Con tanto coche y tantas queridas andaba yo hacia arriba, salía de la ruina. Ay yo no me esperaba... que no sabía, que no me caería. Ay yo no lo esperaba, no, ahora maldigo el día que vendí mi vida. Véndeme algo que no pueda pagar. Convénceme de que soy como el que vive en la colina. Con tanto coche y tantas queridas "refuckeando" gracias al libre mercado. Esclavizado y sin un guil para pagar manutención en esta especie de prisión que llaman recisión. Anda, primo, mira también hay terrorismo y bandolería en la economía. Ay, yo no lo esperaba, no. Ahora maldigo el día en que vendí mi vida.
Haciendo limpieza en mi escritorio, encontré esta historia, una especie de cuento que escribí con "diecialgún" años y que presenté en un concurso literario. No gané, claro. Pero a mi me encanta. Lo pensaba destruir, pero creo que por aquí estará más cómodo.
“Te recuerdo Amanda, la calle mojada...”. A estos versos del maestro Jara recurrió Lola para dar nombre a la más bella de sus creaciones: Amanda. La pequeña se presentó un día de lluvia. Las calles esbozaban un ambiente de sobriedad inoportuno y en los tejados no se oían los cantos habituales de los muchachos.
Amanda vino al mundo sonriendo, o eso decía, orgullosa, su tía Leire. Y sonriendo conquistó el corazón de aquellos que la miraron.
Cuando la madre de la bien nacida se hubiera recuperado del parto, la destartalada alcoba de los Guevara se disfrazó, por un día, de fiesta y, entre ron y humo del más sabroso puro, celebraron la llegada de Amanda a son de salsa, merengue y un siempre lejano susurro de la voz cansada del viejo comandante. Hasta las tantas de la madrugada duró la alegría, que hubiera continuado en el ancho paseo central si la lluvia hubiese remitido o, al menos, rebajado su intensidad.
Leire, que tenía más que asimilados los falsos poderes mágicos que las viejas del barrio le habían adjudicado, pronto culpó a la lluvia de la inminente desdicha de la pequeña Amanda.
“Cuídate de las tormentas, mi linda. Y aléjate de todos aquellos cuyos ojos alberguen tempestades”, le decía en numerosas ocasiones.
Y no andaba mal encaminada la vieja porque dos semanas después, aquejada de un fuerte dolor en el pecho, murió Lola, en el mismo momento en que en la isla paraba de llover.
“Ilusionista”, así se autodefinía Lola; desde muy joven sintió un vínculo extremadamente fuerte con los niños a quienes decidió, encantada, dedicarles su tiempo, su talento, su vida.
Lola deslizaba la cansada pluma sobre el papel con la agilidad de una bailarina de danza clásica y el resultado eran los más bellos cuentos jamás narrados. Cuentos que sólo podían entender los niños y, en caso de existir, los “ilusionistas”. Por la noche, nunca nadie la vió.
El llanto de Amanda rompió el silencio forzado que reinaba en la casa, la misma que hace unas semanas se disfrazaba de alegría.
“Mírala, pobrecita. Es como si supiera que ha perdido a su madre”, comentaba Leire.
Y claro que lo sabía, como también sabía que ya jamás habrían más “ilusionistas”.
La vida de Amanda transcurrió como la de cualquier otro niño de su entorno. Por las mañanas acudía a la escuela de la calle central y por las tardes ayudaba a su tía Leire con las tareas domésticas.
No tardó mucho tiempo la pequeña Amanda en crecer, quizá menos del justo para una niña. Al principio recurrió a su desmedida belleza para disponer de sus primeros ingresos, al final pagaba con sus desmedidos ingresos los retoques que necesitaba para ser la más bella de las jineteras.
“Si su madre levantara la cabeza...”, decían las atrevidas lenguas, que también imaginaban a la joven durante el día. Sí, imaginaban, porque nunca nadie la vió a la luz de la mañana, ni de la tarde; sólo la amaban en la oscura noche.
Gracias al sueldo de Amanda, su tía pudo envejecer en paz. Fiel a su desfasada ideología, la vieja predicaba, con la vaga tranquilidad del que dice la verdad, los versículos del manifiesto y fingía no darse cuenta de que su pregón había dejado de interesar a quienes, más por respeto que por convicción, la escuchaban atentos.
También gracias al sueldo de Amanda podían comer pasteles y golosinas los muchachos de su rellano, doce o trece creo que eran. Extraña era la noche en que Amanda no les comprara, antes de acudir a sus encuentros clandestinos, una bolsita de maní.
También Amanda usaba su sueldo para adquirir el cebo de los viejos camaradas que pescaban a orillas del cristalino Caribe. Ellos eran felices enhebrando los anzuelos con sus torpes manos, deshojadas a causa del duro trabajo de vivir sin libertad. Unas manos que Amanda admiraba como si de diamantes, siempre puros, se trataran. También amaba a los viejos pescadores, en sus ojos no había tempestades.
El sueldo de Amanda también servía para pagar los libros de sus compañeras de viaje. Si bien la carrera no les suponía coste alguno, así de espléndido es nuestro régimen, los libros merecían ser pagados, y bien pagados.
También con el bienvenido y maljuzgado sueldo se permitía el lujo, en un lugar del mundo donde no existen los lujos, de comprar textos, historias de aventuras, leyendas con los más extravagantes personajes... material que la inspiraba a la hora de escribir los más bellos cuentos jamás narrados. Cuentos que sólo podían entender los niños y, en caso de existir, los “ilusionistas”. Cuentos que todas las mañanas, Amanda colocaba cuidadosamente sobre un banco de piedra situado en el viejo cementerio de las afueras, ese que pocas veces recibe visitas. Y allí, Amanda respiraba hasta llenar los pulmones de calma. Y allí, Amanda contemplaba el cielo, ese que sólo allí se puede contemplar, un cielo libre de discursos, libre de dólares, libre de tristeza. Y allí, Amanda leía los cuentos que, en su día, escribió su madre. Y lloraba, y llovía... Y ambas entendían todos los cuentos porque las dos eran “ilusionistas”, porque las dos eran unas niñas.
Todo vuestro. Para que lo dediquen a sus labores. No quiero vuestras sobras (de tiempo, claro), resulta menos costoso vivir detrás, en la sombra, sin esperar nada. Porque, finalmente, el tiempo sólo avanza, jamás se detiene, ni retrocede... así que no hay ley más aplastante: dedíquenlo a lo que más feliz les haga; los demás ya saldremos de ésta.
Ayer mismo descubrí a este muchacho, cuyas canciones me parecen extraordinarias (me ahorraré explicar el resto de su atractivo)... A lo que vamos, acostumbra a frecuentar "La tertulia", un garito granadino por el que se dejan caer cantautores tipo Quique soybohemio González, Rebequita, Paco Cifuentes... Ahora mismo me encuentro delante del PC buscando vuelos baratos para escaparme un fin de semana. Me voy a La Tertulia, me parece una buena razón para regresar al sur.
Llueve. No hay mal que por bien no venga. La radio me sabe a hierba, se aprieta los dientes.
Quieres la libertad de mi celda. Súbete la falda y, mientras, haces que me quieres.
Subido al cuarto del paraíso que me pinta abecedarios. Al borde, cualquier asfalto se aleja y desaparece...
Mira, han vuelto a robarme y pienso marcharme tan lejos... Vienes por tangos a Buenos Aires. Anda, que si hoy no te pones bragas salimos a la terraza y me hago unos cantes.
Prefiero, por hoy, un problema nuevo a recordar tu equipaje saltando de mi terraza, cerrándome todos los bares.
Y ya ves que, el amor, si no muere te lo matan.
Guarda para ti la carta de marfil debajo de la manga de aquellos años. Quédate a dormir, no hay calefacción. Tan sólo una más, el último trago. El último trago...
Hay un arco iris blanco y negro ahora en cada habitación cuando lloras a escondidas.
No se parte el corazón. Busco visa para un beso, buscas algo de calor, y esta noche hay luna llena; lleno dos vasos de ron por si acaso hay una tregua de caricias y en la zona vieja se oye tu canción.
Cómo puedo estar tan lejos de la orilla, si hace tiempo nos cubría la razón. Ay amor, si la ves, no le digas donde estoy.
Guarda para ti la carta de marfil debajo de la manga de aquellos años. Quédate a dormir, no hay calefacción. Tan sólo una más, el último trago. El último trago...
Estos últimos días he vivido rodeada de pequeños y grandes tesoros, momentos únicos, probablemente irrepetibles... regresaron las mariposas, y regresaron tus manos. Esta tarde, enumerábamos esas pequeñas vivencias que nos hacen un poco más felices, recordábamos canciones que lo fueron todo, escenas de películas... Hay cientos de secuencias que consiguen hacerme despertar de la inopia que produce la cotidianidad... pero, sin duda, esta es la más bella. Hoy la vuelvo a ver, y, quizás porque estoy más perdida que nunca, la siento muy cerca.
PD. Pienso que algo parecido a esto debe ser la felicidad... (Esta es una entrada algo extraña, pero yo me entiendo).
Imaginar los sitios posibles donde estabas, verte llegar sin noche a La Tertulia, reconocer tu voz apresurada al contar una anécdota o preguntar por mí, saber que nos mirábamos antes de conocernos, son capítulos largos de mi vida.
Supongo que también te dejarán a ti este mismo vacío, esta impaciencia por estar sin nadie mientras se nos olvida todo el calor que duele de olvidado.
El naufragio es un don afín al hombre. Después de que sucede suelen tener las huellas esa incomodidad que tienen las mentiras, el recuerdo es un dogma, la soledad el pecho que tú me acariciaste.
Pero cambiando de conversación el tiempo -buen amigo que deforma el pasado como el amor a un cuerpo- hará que cada día no parezca un disparo, que volvamos a vernos una tarde cualquiera, en un rincón del año y sin sentir demasiada impotencia.
Será seguramente como volver a estar, como vivir de nuevo en una edad difícil o emborracharnos juntos para pasar a solas la resaca.
Igual que quemaduras debajo de los dedos, en un segundo plano seguiremos presentes y esperando ese momento exacto del náufrago en la orilla, cuando al salir del mar me escribas en la arena: «Sé que el amor existe, pero no sé dónde lo aprendí».
Luis García Montero.
PD. Parece que por fin todo empieza a cobrar sentido, parece que he regresado.
Bueno, haremos caso a Sandra punkideloscojones Martínez y cambiaremos de tercio (en lo que a forma se refiere, porque el fondo sigue siendo "cantautoroide"). Una de Los de Marras (con su permiso, Sr. Ismael), que se dejaran caer por la KGB el 14 de noviembre y, si nada nos lo impide, allí estaremos (y uso el verbo "estar" porque creo que es el más razonable... quién sabe, igual hasta "vemos"). Esto es todo amigos.
Hace algunas semanas dediqué una entrada a esta canción. Hoy lo vuelvo a hacer. Y posiblemente lo haga en muchas otras ocasiones, porque me parece realmente cojonuda, sin más. Del 5 al 8 de noviembre se celebra el festival Acróbatas (que combina un poco de música y poesía). El viernes 6 seguramente suene esta canción, y yo espero estar allí para escucharla (aprovecho para hacer un llamamiento a algún alma caritativa que quiera acompañarme...)
Nunca he comprendido el motivo por el que, de pequeños/jóvenes/adolescentes/etc, nuestros "profes" nos hacían memorizar poesía; en mi caso concreto, sospecho que mi maestra de lengua/literatura odiaba tanto su profesión que, en algún momento de su vida, decidió convertir la enseñanza en un castigo para las 20 criaturas con las que tenía que compartir la mayor parte de su tiempo. Suerte que algunos años más tarde encontré el atractivo de dicha materia entre guitarras y litros de kalimocho. El caso es que durante aquellos años de tortura estudiantil, llegué a aprenderme dos poemas. Obviemos el primero y pasemos directamente a la parte interesante: Spleen... No sé cómo pero esta tarde sentí la necesidad de recurrir a la poesía "maldita". Baudelaire, cómo no. Y allí estaba Spleen, recordándome que, a los 18 años, y por mucho que nos empeñáramos, no había cielos grávidos ni espíritus gimientes...
Cuando el cielo bajo y grávido pesa como una losa Sobre el gimiente espíritu presa de largos tedios, Y el horizonte abarcando todo el círculo Nos depara un día negro más triste que las noches;
Cuando la tierra se ha convertido en un húmedo calabozo, Donde la Esperanza, como un murciélago, Se va dando golpes contra las paredes con sus tímidas alas Y chocando la cabeza con los techos podridos;
Cuando la lluvia esparciendo sus inmensos regueros Imita los barrotes de una vasta prisión Y un pueblo mudo de infames arañas Viene a tender sus trampas en el fondo de nuestros cerebros,
Unas campanas empiezan de pronto a tocar furiosamente Y lanzan al cielo un aullido espantoso, Como los espíritus errantes y sin patria Que se ponen a gemir con porfía.
Claro. Quiero carretear por las calles de Chile, por cualquier calle, maldiciendo dictadores, o brindando por nuestros héroes. Salir de estas cuatro paredes, respirar de nuevo, sentir que no es demasiado tarde, ni demasiado pronto, ni demasiado nada... sentir que este "ahora" es sólo nuestro y que, entre los dos, no hay cientos de kilómetros de distancia... sentir, en definitiva. Quiero morirme si llegas un segundo tarde, y estallar de felicidad si este mismo segundo decide adelantarse. Quiero que sonrías, ir al entierro de todas esas canciones tristes que suenan en tu guitarra, o mirarte mientras duermes... Quiero ser capaz de admirar la belleza de esta canción, sin tener que recoger mi corazón en pedazos cada vez que la escucho. Y si no puedo tener nada de esto... quiero volver a La Habana, plantarme delante del Malecón infinito, sortear mis pasos entre trago y trago de ron... y, como aquella tarde de hace tantos años, sentir que los mejores días aún están por llegar. Feliz semana
"Salimos del bar borrachos, agarrados de la mano..."
A día de hoy, todavía no he aprendido a agradecerle tantas cosas... Supongo que es una cuestión de caracteres, o incompatibilidad, el caso es que nuestra relación siempre ha sido un tanto amarga. No acabo de encontrar el modo de agradecerle, por ejemplo, toda una vida dedicada a mi felicidad, quizás porque me jode profundamente que tanto esfuerzo en este sentido no haya dado demasiados frutos... Admirable, sin duda, su fortaleza, su rapidez y eficacia a la hora de construir bloques de acero impenetrables, escudos protectores de un corazón marcado por el hambre, el frío, la pérdida... la vida misma. Envidio sus ganas de luchar, quisiera tener las ideas tan claras como él (pese a que no comparto la mayoría de ellas). Su manera de amar es casi letal, en eso supongo que nos parecemos, nunca hemos sabido querer, o al menos de una manera justa. Atribuirle también mis múltiples miedos e inseguridades me parece una insensatez, así que desviemos la mirada hacia todo aquello que nunca podré pagarle: la pasión por la música; la aventura de creer que podemos mejorar; la necesidad de una mirada, de una aclaración, de una sonrisa; la falta de vergüenza, a veces extrema pero dotada de un toque cómico que espero conservar de por vida... Fin de esta entrada... no tengo más ganas de llorar esta semana. En cualquier caso y, aunque nunca leerás esto, te quiero y no hay en el mundo litros de absenta que puedan menguar el dolor que siento cuando pienso en que puedo perderte.
PD. Dediquemos esta entrada a todos los padres, que, de forma más o menos acertada, se adentran en la montaña y esperan llegar a comprender los sonidos del silencio.
Siempre encuentro una canción de Marea dónde refugiarme, dónde enterrar el miedo... Definitivamente, la música es el único idioma que quiero entender, las personas me parecen de lo más complicado, me deprimen. Me cortan los silencios, inminentes, se enmarañan alrededor del cuello, y me ahogan. El tiempo pasa entre sutiles castigos, o silencios... Casi siempre huimos, de nosotros mismos quizás; dejemos que alguna canción termine con vuestros infinitos silencios.
La vamos a tener si no puedo dar trotes, si quieres meter alpiste en mis barrotes, y no hay dios ni fe que me discuta, que me vuelvo muy hijoputa si me da... prefiero tener vacío el comedero, ya le tiraré bocaos al mundo entero, luego miraré donde lo escupo, se revuelve y yo me ocupo de mirar... Si no hay pa comer me subiré al manzano, para verlas venir en un carromato de cosas por hacer, de ciegos dando palos, que la vida es muy puta y yo me he vuelto muy malo, y si encarta soledad, pues soledad pal saco, lo mismo me dará dar como ser dado, que no pienso dejar ná de ná pa los gusanos, la luna me maúlla pa que yo menee el rabo, A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños, me hago un vestido con tó lo que he perdido y ya tiene sentido sonreir, lleva volantes pa mentir, para ondularme como el trigo, y así decir, que desde que te has ido la bailo igual contigo que sin ti, Si intentas comprender mis noches de desvelo me quieres comprar con puñaos de caramelos, manojos de perder, con jugo de los charcos, machaca el almirez, me tienes en tus manos, y ojalá te vaya bien, y pa pasar el rato tú siembra para ti, y más cuando me callo, me callo lo que hay, lo que hay es lo que toca y pa tocar el corazón es mejor no abrir la boca, A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños, me hago un vestido con tó lo que he perdido y ya tiene sentido sonreir, lleva volantes pa mentir, para ondularme como el trigo, y así decir, que desde que te has ido aún nadie me ha vencido, Hoy quiero poner mi reino de despojos en estos lugares, donde la primera vez pusimos al alba a hacer malabares, y no he de volver a ver el sudor empañando portales, me sale tan mal cuando miro hacia atrás... Me abriré las venas, me saldrán palabras, guárdate el cencerro, pónselo a otra cabra, que a mí no me cabe, que llevo colgando demasiadas llaves, todos los quebrantos, A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños, me hago un vestido con tó lo que he perdido y ya tiene sentido sonreir, lleva volantes pa mentir, para ondularme como el trigo, y así decir, que desde que te has ido... No me pienso quedar, ni un momento ni un rato, para planear quién pagará los platos de mi desespere, mi sofoco, sé de quién se ha vuelto loco de esperar, la vamos a tener...
No encontré nada mejor para expresar esto que me sucede con ciertas canciones, con la música en general, con mi vida en particular...
"Las canciones de toda la vida forman parte de nuestra piel, porque hemos aprendido con ellas lo que significa un dolor o una caricia, la verdad de una sombra o de una extrañeza. Reconocemos los amores radicales del que cuenta las arenas del mar. Aprendemos a sentir la humedad de la lluvia, no por el agua que cae, sino por la gente que corre. Nos enfrentamos en el espejo a los fallos de nuestro propio corazón. Hablar del alma propia es hablar de todas las almas. Por eso, cuando se bajan las escaleras y se pide un taxi que nos lleve al aeropuerto, sabemos que en cualquier lugar del mundo habrá una botella de vino y un amigo con el que retorcer canciones en la madrugada. Por eso sabemos también que cualquier lugar del mundo nos devolverá siempre a la casa que acabamos de cerrar".
Luis García Montero(El País 26-09-09)
PD. Acabo de escuchar un tema de lo que será el nuevo cd del maestro Sabina... Me quedo con esta frase: "que sepas que el final no empieza hoy".
Visto lo visto en estas últimas semanas, a una le dan ganas, como poco, de pegarse un tiro. Parece inevitable, estamos condenados a convivir con la estupidez humana, condenados a aceptar que cualquiera parece tener derecho a teñir de gris un día feliz, condenados a interactuar con demasiados "pre-jueces", ministros de asuntos sin importancia, seres macabros, víctimas de una extraña perfección, perfectos gilipollas... En definitiva, condenados a luchar, que decían algunos. A veces no sé si me equivoqué de mundo, de época, de país... es casi seguro que, en algún momento del camino, me desvié... y aquí estoy bien, en mi nube azul.
¿Quién sabe? Quizás ahora estés más cerca de la revolución. Hasta siempre compañera.
Con el permiso del maestro Rodríguez... despidamos a Mercedes como merece:
Si no creyera en la locura de la garganta del sinsonte si no creyera que en el monte se esconde el trino y la pavura
si no creyera en la balanza en la razón del equilibrio si no creyera en el delirio si no creyera en la esperanza
si no creyera en lo que agencio si no creyera en el camino si no creyera en el sonido si no creyera en mi silencio
qué cosa fuera que cosa fuera la maza sin cantera un amasijo hecho de cuerdas y tendones un revoltijo de carne con madera un instrumento sin mejores resplandores qué lucecitas montadas para escena
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera qué cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos un servidor de pasado en copa nueva un eternizador de dioses del ocaso júbilo hervido con trapo y lentejuela
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera qué cosa fuera la maza sin cantera
si no creyera en lo más duro si no creyera en el deseo si no creyera en lo que creo si no creyera en algo puro
si no creyera en cada herida si no creyera en la que ronde si no creyera en lo que esconde hacerse hermano de la vida
si no creyera en quien me escucha si no creyera en lo que duele si no creyera en lo que quede si no creyera en lo que lucha
qué cosa fuera que cosa fuera la maza sin cantera un amasijo hecho de cuerdas y tendones un revoltijo de carne con madera un instrumento sin mejores resplandores qué lucecitas montadas para escena
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera qué cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos un servidor de pasado en copa nueva un eternizador de dioses del ocaso júbilo hervido con trapo y lentejuela
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera qué cosa fuera la maza sin cantera.
Silvio Rodríguez (Interpretada por Mercedes Sosa y Shakira)
Porque siempre sabe sonreír. Porque da sin esperar nada a cambio. Porque entiende los silencios. Porque cree en la libertad. Porque siente la música. Porque está, sin más. Porque le queda de puta madre el colgante que le regala algún alma perdida en alcohol. Porque sí. Porque en los días tristes, me recuerda que todo puede cambiar.
Hoy me apetece recordar esta canción, quizás porque ya sé lo que podemos hacer... vamos a reirnos.
Que a las noches le sobran los días que a sus pies yo me desnudaría que a sus besos les falta saliva, tengo en las alforjas…
Hay olores que enganchan, hay sabores que a veces se marchan hay victorias que pasan de largo, no tienen prisa en hacerse querer mire el canto de una piedra firme, soy el muro que habla a la sombra soy el árbol que anuncia a las montañas, bajo un maldito calor.
Me he encontrado a mí mismo, los demás parece que también me ocurre todos los días que miro al mundo del revés, aunque me esfuerzo siempre acabo metido en líos sin querer.
No me arrepiento de nada si acaso de alguna estupidez. Hoy quiero llenar tus bolsillos de flores y después probaremos todos los colores ¿sabes que podemos hacer? vamos a reírnos que a las noches le sobran los días, que a sus pies yo me desnudaría que a sus besos les falta saliva, tengo las alforjas bastantes vacías.
Para algunos mi vida a veces provoca admiración otros simplemente piensan que soy un pobre desgraciao. Sigo al pie de la letra todos los dictados de mi corazón, tengo por bandera amores y alguna que otra desilusión.
Me tumbe panza arriba, buscando un momento de claridad a veces lo más sencillo es el camino mas difícil. Siempre tan cerca del suelo, me bajo a sembrar semillas para cuando crezcan las amapolas no digan que están solas.
Hoy quiero llenar tus bolsillos de flores y después probaremos todos los colores ¿sabes que podemos hacer? vamos a reírnos que a las noches le sobran los días, que a sus pies yo me desnudaría que a sus besos les falta saliva, tengo las alforjas bastantes vacías esta noche a sus pies.
En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático,y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que sólo espera que regrese la vida.
Hacía demasiado que no escuchaba a Sabina... con él me pasa algo bastante paradójico, y es que la canción que más me gusta es la que me hace sentir más triste... recuerdos quizás, desarraigo, qué sé yo... es la ley.
Un día los enanos se rebelarán contra Gulliver. Todos los hombres de corazón diminuto armados con palos y con hoces asaltarán al único gigante con sus pequeños rencores, con su bilis, con su rabia de enanos afeitados y miopes. Pobre de tí, Gulliver, pobre de tí, el día que todos los enanos unan sus herramientas y su odio, sus costumbres, sus vicios, sus carteras, sus horarios. No podrán, no podrán, no podrán perdonarte que seas alto. Para ellos la generosidad no es más que un lujo que no pueden pagarse, viven alimentados por la envidia que los habita en forma de costumbre. Míralos revolverse recelosos tras sus gafas de concha. Te acusarán, te acusarán, te acusarán: de ser el tuerto en el país de los ciegos, de ser quien habla en el país de los mudos, de ser el loco en el país de los cuerdos, de andar en el país de los cansados, de ser sabio en el país de los necios, de ser malo en el país de los buenos, de divertirte en el país de los serios, de estar libre en el país de los presos, de estar vivo en el país de los muertos, de ser gigante en el país de los enanos, de ser la voz que clama en el desierto, de ser la voz que clama en el desierto.
Tengo que recurrir a mi poca inteligencia, me está quitando las ganas de andar por mi senda de hierba, y la cubre con piedras. No tiene nombre, no existe, pero puedo verla, es de metales preciosos, se expresa en madera, ¿dónde hostias está mi estrella? Alumbra por turnos a quien la desea, cuando me llora la abro de piernas y espera que cuente mil cuentos que a nadie interesan. ¿Dónde hostias está mi estrella? que sacude las cenizas que aún me queman, las ordena y las escupe en puño y letra y espera que cuente mil cuentos que a nadie interesan. Le pregunto a mis sentidos, uno a uno, si recuerdan el color de aquellas flores que envolvían a los poetas, si es que estuviesen marchitas necesito que aparezcan, que la rieguen con su llanto, que se abra de vida y piernas, ¿dónde te escondes bastarda?, ¿dónde hostias está mi estrella? Alumbra por turnos a quien la desea, cuando me llora la abro de piernas y espera que cuente mil cuentos que a nadie interesan. ¿Dónde hostias está mi estrella? que sacude las cenizas que aún me queman, las ordena y las escupe en puño y letra y espera que cuente mil cuentos que a nadie interesan.
"Me da vértigo el punto muerto y la marcha atrás, vivir en los atascos, los frenos automáticos y el olor a gasoil. Me angustia el cruce de miradas la doble dirección de las palabras y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me da pena la vida, los cambios de sentido, las señales de stop y los pasos perdidos. Me agobian las medianas, las frases que están hechas, los que nunca saludan y los malos profetas.
Me fatigan los dioses bajados del Olimpo a conquistar la Tierra y los necios de espíritu. Me entristecen quienes me venden clines en los pasos de cebra, los que enferman de cáncer y los que sólo son simples marionetas.
Me aplasta la hermosura de los cuerpos perfectos, las sirenas que ululan en las noches de fiesta, los códigos de barras, el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo, el paso obligatorio, las tardes de domingo y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas y aquellos que se aferran a sus ideales sobre los de cualquiera. Me cansa tanto tráfico y tanto sinsentido, parado frente al mar mientras que el mundo gira."
¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor, el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega, en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo; los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas, los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene; el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra; la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte"; serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero. Eduardo Galeano
Cambios. Momentos en los que has de transformarte, redecorarte hasta conseguir hacerte visible, no sólo a los demás, que, al fin y al cabo, son secundarios. Pero en todo este proceso de autoremodelación no debemos descuidarnos, no vaya a ser que nos distanciemos demasiado de ese “yo interior” que, oculto, parece ser una parte esencial de nosotros mismos. En mi caso, lo tengo algo abandonado, más por desconocimiento que por falta de interés. A lo que vamos, durante este verano he tenido la suerte de conocer a Cristina, una mujer dedicada al cultivo y cuidado de “ese yo” interno. Se trata de una tarea costosa, que requiere tiempo, dedicación, voluntad... paradójico esto de tener que esforzarse tanto para quererse un poco. El caso es que, según cuenta, uno de los secretos de la “felicidad” consiste en encontrar este punto de equilibrio con uno mismo, un estado de paz y armonía capaz de ofrecer cierta solidez afectiva y suavizar, en parte, el vaivén emocional que nos acompaña a lo largo de nuestra vida... razón no le faltaba. Pongo en duda que sea factible (por no decir poco práctico) dedicar el cien por cien de nuestro tiempo a gustarnos, pero sí sería interesante no dedicárselo a tratar de gustar a los demás. Yo, para variar un poco, voy a mandar a algún sitio (no muy lejos, eso sí) a ese “yo social” que vive por y para los demás*, y no voy a parar hasta encontrar la esencia. Cuando la encuentre, prometo cuidarla y protegerla, sobre todo protegerla, porque no sabe la pobre a cuantos peligros está expuesta.
*No confundir con “capacidad de adaptación”, tema que merece una entrada bastante más seria.
"...En realidad, durante esos tres días libraste en tu interior una batalla mucho más grande, mucho más decisiva: sin la menor duda, entre la voz de la apariencia y la voz del corazón, sin la más mínima vacilación, elegiste la del corazón.
Si estás en alguna parte, si tengo la posibilidad de verte, sólo me sentiré triste tal como me siento cada vez que veo una vida desperdiciada, una vida en la que no ha logrado realizarse el camino del amor. Cuídate. Cada vez que, al crecer, tengas ganas de convertir las cosas equivocadas en cosas justas, recuerda que la primera revolución que hay que realizar es dentro de uno mismo, la primera y la más importante. Luchar por una idea sin tener una idea de uno mismo es una de las cosas más peligrosas que se pueden hacer.
Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve".
Parece que llega con más nubes que claros. Cambio de colores en el blog, más por la necesidad de perder de vista al negro que por el gusto hacia estos otros. No tengo ganas de escribir más, así que recurriré a la música, que bastante tengo que agradecerle. Y hablando de agradecimientos, una fotillo de la isla. En Espalmador hay un "lago" de barro (aunque el olor que desprendía recordaba a algo menos terapéutico) cuyas propiedades poco tienen que envidiar a las carísimas cremas antioxidantes que merodean por el mercado cosmético. Te sumerges, y si no acabas muerta/o de asco antes, dejas que el sol y, más tarde, el agua hagan su función...
Feliz vuelta a la carga!
Puedo escribir y no disimular
Es la ventaja de irse haciendo viejo
No tengo nada para impresionar
Ni por fuera ni por dentro.
La noche en vela voy cruzando el mar
Porque los sueños viajan con el viento
Y en mi ventana sopla en el cristal
Mira a ver si estoy despierto.
Me perdí en un cruce de palabras
Me anotaron mal la dirección
Ya grabé mi nombre en una bala
Ya probé la carne de cañón.
Ya lo tengo todo controlado
Y alguien dijo no,no,no,no,no
Que ahora viene el viento de otro lado
Déjame el timón…. y alguien dijo no,no,no.
Lo que me llevará al final
Serán mis pasos, no el camino
¿ No ves que siempre vas detrás
cuando persigues al destino?
Siempre es la mano y no el puñal
Nunca es lo que pudo haber sido
No es porque digas la verdad
Es porque nunca me has mentido.
No voy a sentirme mal
Si algo no me sale bien
He aprendido a derrapar
Y a chocar con la pared.
Que la vida se nos va
Como el humo de ese tren
Como un beso en un portal
Antes de que cuente diez
Y no volveré a sentirme extraño
Aunque no me llegue a conocer
Y no volveré a quererte tanto
Y no volveré a dejarte de querer.
Dejé de volar, me hundí en el barro
Y entre tanto barro me encontré
Algo de calor, sin tus abrazos,
Ahora sé que nunca volveré.
A falta de una semana para comenzar vacaciones, y en vista de que esta blog permanecerá cerrado unas cuantas semanas, no he encontrado mejor manera de entonar un "hasta pronto" que con esta poesía de Benedetti... Trataba de encontrar un adjetivo para ella, pero es imposible. Felices vacaciones!
De pronto uno se aleja de las imágenes queridas amiga quedás frágil en el horizonte te he dejado pensando en muchas cosas pero ojalá pienses un poco en mí
vos sabés en esta excursión a la muerte que es la vida me siento bien acompañado me siento casi con respuestas cuando puedo imaginar que allá lejos quizá creas en mi credo antes de dormirte o te cruces conmigo en los pasillos del sueño
está demás decirte que a esta altura no creo en predicadores ni en generales ni en las nalgas de miss universo ni en el arrepentimiento de los verdugos ni en el catecismo del confort ni en el flaco perdón de dios
a esta altura del partido creo en los ojos y las manos del pueblo en general y en tus ojos y tus manos en particular.
Mirame, hoy la resaca a mi me puede también, me acosté muy tarde, ya ves, no he descansado, no he dormido muy bien. Acabé, Triste cansado con un buen corazón Que pretendia hacerme entrar en razón, No suelo hacerlo pero ayer sí lloré.
Fue todo muy rápido, cuestion de segundos, ya no quise luchar, me senté. Entro en el desánimo, Me sentí ridículo, Vi mi vida bajo mis pies.
Ya ahora no, no me apetece ni siquiera seguir, Aún me pregunto que mierdas hago aquí, ¿por qué tiene que ser dificil vivir?. Asustao, pensando quien me deja un hueco en un lao, Yo que creía tenerlo superao, Hoy me doi cuenta: no lo he olvidao.
Me tiemblan las manos, Y me falla el pulso, Un cigarro me ayuda a entender. Todo es tan estraño, Nada está seguro, No queria volverme a caer.
¿qué puedo hacer?, ¿qué quiero hacer?, ¿quíen me presta un par de alas? Quiero volver a mi niñez, Nada me importaba nada.
Otra vez, misma persona y mismo cuento de ayer, Mismas palabras y misma estupidez, No me concentro, soy experto en perder. Un chaval, joven y viejo ya cansao de esperar, Tan vivo y muerto que da gusto mirar, Cliente asiduo de la barra del bar.
Dejame tus ganas, Vendeme tu fuerza, Muestrame la felicidad. Sécame las lágrimas, Que el dolor fallezca, Que en las nubes yo pueda volar.
¿qué puedo hacer?, ¿qué quiero hacer?, ¿quíen me presta un par de alas? Quiero volver a mi niñez, Nada me importaba nada.
"Rey de corona rota préstame un hilo de luz ... voy a explotar. Sólo quiero ir más allá, sólo quiero que esta herida se prenda, ser el humo que al final escapó de lo que existe por ver qué hay detrás, más allá".
Has decidido comenzar una nueva vida, salir de la oscuridad, mirarte al espejo, volver a reir, volver a llorar. Dejar de ser un juguete roto, sentir la libertad. Abandonaste el barco a la deriva, hubo tormenta en el mar. Juntos tú y yo volamos tan alto, juntos tú y yo volamos tan alto. Nunca podré olvidar ese ultimo día, tu última mirada, tu última caricia. Creí estar en un sueño, que estabas dormida y al volver la realidad no quería creer esa pesadilla, solo en la oscuridad. Fui cobarde, me arrepiento. De este pozo quiero escapar. Juntos tú y yo volamos tan alto, juntos tú y yo volamos tan alto. Abre los ojos hay que despertar, romper las cadenas que me quieren arrastrar, comprender la vida para poder volar y salir nadando de este profundo mar. Juntos tu y yo volamos tan alto, juntos tu y yo volamos tan alto.
Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido. Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto, a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podría vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero las mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones. Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca a la luz del sol. La noche es mágica. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único. Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas. Si sabe que prefiero el frío cuero, ¿por qué se viste con el traje de terciopelo?. Se me escurre entre los dedos... Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre.Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta. Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.
Camina deprisa, pero afina meticulosamente cada paso que da. Las mañanas empiezan a sonreír con su diversidad lingüística, con sus ganas de devorar la jornada, como si de un mal cortado pedazo de chocolate puro se tratase. Se debate entre la extrema racionalidad y el humor de calle, de esquina, el nuestro. Remueve mis ideas, las ordena, para volver a dejarlas esparcidas en medio de un campo sembrado con delicada precisión. A su lado, me siento mejor persona; a su lado, me resulta necesario aprender, saber más de casi todo. Música, política, historia, gastronomía, cine... no hay materia que se escape a su virtuoso manejo del lenguaje. Juguetea con cada palabra, recurriendo a giros y paradojas, y hasta los términos más grotescos se aposentan en su correspondiente hueco, para formar una proposición no sólo sintácticamente correcta sino sencillamente cojonuda. No hay forma alguna de pensar en él sin sonreír, sin recordar buenos momentos... Hoy me apetecía hablar un poco de él, sí, de este chico alto, delgado... sí, con gafas, que estudió Ciencias Políticas, de Sabadell, sí coño, mi compañero, mi amigo, muchas veces mi salvación... ostia sí, que golpetea mi mano cuando anda de lado... ese mismo.
Es de fuego, es de fuego, el contacto de tus cuerdas y mis dedos. Fue difícil, pasó el tiempo metal, madera, se ensartan en mi cuerpo y tocaré y tocaré hasta que mis dedos sangren, aquellas notas que esculpías para mi. Y no me perderé, y no me perderé en las palabras corrompidas por el uso. Esas cuerdas gritaron mi nombre atravesaban tabiques invisibles Son mis venas, son mis venas y la música fluye bien por ellas y tocaré y tocaré hasta que mis dedos sangren, aquellas notas que esculpías para mi. Y no me perderé, y no me perderé en las palabras corrompidas por el uso. Oh música, tu siempre me fuiste fiel. Oh música, oh música.
Tahures Zurdos
Porque la soledad es mucho más bonita con una canción de fondo.
Decisiones, todas válidas, aceptables, más o menos meditadas, crueles, porque por más atractivas que parezcan, a ver quién está inmune a esa dosis de renuncia que conllevan. Decidir es perder, siempre. Pierdes la razón, el control de las situaciones, las ganas de ganar. Decidir es lamentar no poder ser plenamente feliz, con un poco de suerte, o morir ahogado en tu propia elección, con menos fortuna. Decidir es odiar a quién te empujó al caos, sin ser consciente de la descarga de miedo que dejó en tus manos, la noche en que decidió acariciarlas. Finalmente, después de desenredar cientos de nudos de un hilo casi imperceptible, sólo quieres salir corriendo, esconderte en un rincón donde suena esa canción que te vuelve loca, gritar que estás viva, plantarte delante de cualquier mar y sonreír, y dejar atrás un mundo que, en un último intento de ponértelo fácil, te dió la opción de decidir.
Quiero salir corriendo y no frenar hasta encontrar un poco de oxígeno. Dar saltos sobre la cama para celebrar la última derrota. Mostrarme indiferente, conocer desde el otro lado de la linea de meta, lejos de esos pequeños vampiros energéticos, que revolotean a mi alrededor esnifando serenidad. Ser diferente sin saberlo, sin quererlo, sin pacto previo.
Quiero ser la única persona que acepte mis consejos, mis decepciones, mis manías. Cambiar miedo a equivocarme por miedo a vivir sin sobresaltos.
Quiero interrumpir a besos una conversación sobre injusticias, porque la mayor injusticia es no saber besar. Quiero ser inmune a la imbecilidad de los que sólo nacen y mueren, de los que mueren y mueren, de los que viven de espaldas, sentados o cruzados de brazos.
Quiero abrazarte y sentir el cosquilleo de tu pelo en la espalda durante, al menos, toda la vida.
Ahora que la adolescencia es un septiembre lejano, humo de cerveza en un portal, un verano inacabado. Algunos años en la facultad de ciencias, papeles escritos, ron de Cuba, hojas de hierba, un tren dormido en una vía muerta, la luz de la ventana azul que siempre estaba abierta.
Ahora que quedan tan lejos las playas de Corfú, las estaciones de trenes de Praga, Hamburgo o Estambul, los viajes que trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos, la luz de una cafetería, los amores conversos.
Ahora que te cansas y las piscinas cierran, y apura el último baño la luz de las estrellas. Ahora que regreso a los lugares a donde quise huir y nadie me espera allí. Ahora que casi llego a fin de mes, que amo a una mujer.
Que amo a una mujer.
Ahora que pago las facturas, que me besé en La Habana, que sueño con Lacandona, que ya no escribo cartas, que cumplimos más añós que promesas, que se hunden nuestros corazones como la vieja Venecia, que llego tarde a los cines y al fin del planeta, que alquilo un pequeño piso en un castillo de arena.
Ahora que duelen las resacas y cortan como una navaja. Ahora que nadie nos saluda por los bares de Malasaña, que pido auxilio, besos y comida por teléfono, que fumo flores y lloro a veces mientras duermo. Ahora que tiemblo como un niño abandonado. Ahora que viejos amigos nos han traicionado.
Ahora es el momento de volver a empezar, que empiece el carnaval, la orgía en el Palacio de Invierno, de banderas y besos. Se cayeron mis alas y yo no me rendí, así que ven aquí, brindemos que hoy es siempre todavía, que nunca me gustaron las despedidas.
Quítame el pan, si quieres, quítame el aire, pero no me quites tu risa.
No me quites la rosa, la lanza que desgranas, el agua que de pronto estalla en tu alegría, la repentina ola de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo con los ojos cansados a veces de haber visto la tierra que no cambia, pero al entrar tu risa sube al cielo buscándome y abre para mi todas las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora más oscura desgrana tu risa, y si de pronto ves que mi sangre mancha las piedras de la calle, ríe, porque tu risa será para mis manos como una espada fresca.
Junto al mar en otoño, tu risa debe alzar su cascada de espuma, y en primavera, amor, quiero tu risa como la flor que yo esperaba, la flor azul, la rosa de mi patria sonora.
Ríete de la noche, del día, de la luna, ríete de las calles torcidas de la isla, ríete de este torpe muchacho que te quiere, pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van, cuando vuelven mis pasos, niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero tu risa nunca porque me moriría.
Neruda
Ojalá pudiera borrar este día de mi vida, y si viviera cien años, ojalá pudiera seguir borrando este día. Pero, a pesar de ello, guardo tu risa... y a veces creo que es lo único que me sostiene. Te quiero, mama.
Harta de utilizar plurales, me enfundo en un utilísimo velo de nácar que oscurece cualquier interacción con lo cotidiano. Busco algo parecido a un semblante simpático, capaz de contener el más minimo atisbo de sospecha y encuentro un vestido de color gris ceniza que deja al aire el comedido trabajo diario de algún sol furioso pero libre. La fiebre y el sudor, esta vez compartidos, producen ruidos extraños, seguidos de silencios cada vez más insoportables. No hay actividad frenética, porque todo se reduce a conformismo temporal. No existe razón alguna que pueda señalarme con ese dedo de aburrimiento y ahogo. No existen normas que acatar, ni caminos rectos, ni caminos. Nada de lo que sube, necesariamente ha de bajar, ni hay que poner buena cara al mal tiempo; y las sombras son sólo indicios de que, más o menos cerca, resplandece un chorro de luz. Lo pasado se ha apresurado, más de la cuenta, en desaparecer, y al otro lado, intuyo un futuro con olor a mermelada de melocotón y cosquilleos en el estómago.
Hay a mi alrededor sólo tejados Y un buitre que se ríe con tu risa Un resto de hachís en la repisa Y un grito desde el mar, de mar helado Me duelo en este vuelo de suicidas Me absuelvo del diluvio en tu abrazo No hay mejor paredón que el de tus labios Para poder vivir, morir en vida
Y en la calle sacan brillo a las pistolas Y la flor de bulevar tan descontenta Que a los ángeles caídos le dan alas Y redoblan las campanas en tu ausencia Y me asomo a cada rato a la ventana Esta noche que es un año en el infierno A ver dónde resucitamos al alba Ojalá que sea lejos de este desierto
Hay a mi alrededor sólo bocados Macetas de oquedad en las ojeras Banderas negras en la carretera Y un grito desde el bar, de bar salado No hay mejor religión que tus pecados Habrá que dar la vuelta a las retinas Me tiro de tu espalda hacia la vida Tengo los dedos de tu amor mojados
Y en la calle sacan brillo a las pistolas Y la flor de bulevar tan descontenta Que a los ángeles caídos le dan alas Y redoblan las campanas en tu ausencia Y me asomo a cada rato a la ventana Esta noche que es un año en el infierno A ver dónde resucitamos al alba Ojalá que sea lejos de este desierto
Puedo hacerte una casita en mis costillas Por si acaso cae la lluvia a nuestro paso Que ya tiene el corazón bastantes charcos Por salvarte haré atentados suicidas
De haberlo sabido no hubiera dado todo en un principio no hubiera sido la noche en tu espalda ni congelándote de frío.
De haberlo sabido me hubiera ido sin decirte nada no hubiera sido tan duro contigo no habria corazón en la garganta
Peor que el olvido fue frenar las ganas de verte otra vez peor que el olvido fue volverte a ver
Me sobran motivos pero me faltas tú sobre la cama y ahora las calles están llenas de bandidos cuando necesito de tu madrugada
cuando ya te has ido cuando me parte en dos el alma no hubiera dudado en quedarme contigo de haber sabido como yo te amaba
Peor que el olvido fue frenar las ganas de verte otra vez peor que el olvido fue volverte a ver
Quique González y Rebeca Jiménez
PD: Marcel, deberías haberme obligado a escucharle antes... Qué maravilla encontrarse con canciones como esta cuando te sientes poco peor que una mierda.
Restos de cansancio, de no saber, de no querer ser, de saltarse las normas, una a una... Estrépito silencio, que propina golpetazos en el casi cerrar de unos ojos cansados de mirarte. Jodida memoria, que no se cansa nunca y se muere o desvanece... ¿Y ahora? Dormir es una buena opción, cuando no hay muchos motivos para despertar.
Cuéntame, dime, ¿Quién te ha colgado el mar de las pestañas? Y ahora dársena de estiercol se tornó la comisura de los besos. Sed de limón, cimbrear como las espadañas y en el hueco de mi espalda y la pared cuelga tu nido del revés. Y cada huevo parido es nada y cada beso en la boca es nada. Como si no hubiera pasado nada… Un reguero de luna será nuestra casa, de esta luna tan puta de pechos de plata. Será el arrullar de la libertad, que tiene cogida pa ti y para mi en la goma de sus bragas.
Cuéntame del llover, de los días de mierda y cuchara, de la rara podredumbre del querer, cuando no falta de nada porque sé que el saber no sirvió para dañar tus labios, y que te sobra todo lo que va después, de yo te quiero y yo, también. Y mi costilla arrancada es nada, y cada trino quebrado es nada, que fuimos solos y seremos nada…
Aguacero de soles caerá en nuestra cama, que solo quiere amores de piernas mojadas. Y dejarnos prender, que no es menester ponernos en pie, tú como luna en celo y yo como una cabra.
Regaré, sin querer, con silencio, estrellas, tu cuarto, que no anhela más que el grito del papel en el que he escrito mi quehacer, que nunca más servirá de nada si su tronido se qued en nada cuando su savia ya no riega nada…
Un reguero de luna será nuestra casa, de esta luna tan puta de pechos de plata. Será el arrullar de la libertad, que tiene cogida pa ti y para mi en la goma de sus bragas.
Las miradas, el frágil golpeteo de las copas que brindan, la cuenta atrás, el giro de las manillas de algún reloj enterrado en medio de un gemido, tu piel es leve. Son leves los pensados movimientos de tus dedos sobre mi, los besos sin pensar, los pensamientos prohibidos, los calculados, los que nunca expresamos y los que desearíamos no haber compartido jamás. La vida es leve, como la muerte, como el latir de un corazón aniquilado por el miedo. Leves son los efectos de la música, el olor a mar, el hacer y deshacer de una noche descuidada. Injusto pero placentero es saber que, con más o menos suerte, somos levedad.
Me han grabado con un láser todos los huesos con tu nombre. Y aún conservo los calzones, reina, que manchaste a refregones.
Dejo de pensar, me enseñas un pecho y dejo de pensar. Me puedes llevar, al huerto que quieras. Que yo por ti, espero el sol, si no me quema el alba, te escribo una canción. Que más da el final, Que digas o que calles ya soy tu voluntad, Me puedes atar, al pie de tu cama, me puedes atar. Me puedes llevar al huerto que quieras.
Mis entrañas te llevaste a cariños y bocados. Y me han puesto un relicario, reina, con tus bragas y retratos.
"... Y por todo eso se enamoró del joven Kèrien, que ya no es joven porque le han nacido soledades, penas y despedidas. Kèrien suele caminar despacio y cabizbajo, entreteniéndose en el juego de pensar, de recordar los sucios rincones de una ciudad deshabitada. A veces le da por descifrar acertijos, permanecer inmóvil, aprender algún idioma... En uno de sus viajes, Kèrien perdió la memoria, un libro de cuentos y las ganas de quererla. Al parecer, anduvo retrasando su inminente porvenir, de bar en bar, de copa en copa, de carmín en cadera... Pero un día cualquiera, de lluvia seguramente, se encontró con un bufón de traje gris y gesto desenfadado... Kèrien no dudó en aceptar el trato y cambió su alegría por dos cajas mágicas. Una contenía la contraseña de un orgasmo de vida con fecha de caducidad y, la otra, la certeza de que ella, a pesar de no saber olvidar, sería feliz para siempre. Poco se volvió a saber de ella. Algunos dicen que, cada mañana, cose sus heridas con las agujas de un viejo reloj, porque está enfadada con el tiempo. Otros aseguran haberla visto en medio de la nada desenterrando cajas mágicas y corriendo a cualquier parte, a ninguna parte. En cualquier caso, encontró su camino y, tal como vaticinó la caja de Kèrien, es feliz. Hay días que se acerca al mar para ver subir la marea, entonces se acuerda de él, y siente que desearía abrazarle y devolverle su memoria..."
Giro casi siempre en el sentido equivocado, y suelo equivocarme, también casi siempre, cuando cambio de sentido. Me pierdo entre la multitud cansada de giros, con el único objetivo de encontrar alguna mirada confidente, dispuesta a entender los silencios, el porqué de los vasos vacíos... Sueño con volver a la isla, y estafar a la vida con una botella de ron, un baile improvisado, una sonrisa a deshora... Y entre tanto interrogante se entreabre una puerta, tras la que parecen compartir tiempo los pasos enfilados, el orden infinito. Por eso, entre trago y calada me empeño en cerrarla y girar la llave, y volverla a girar, y seguir girando, yo, tú... porque, finalmente, la vida no es más que eso: giros, sueños e interrogantes.
Si la vida no fuera morirme y despertar, si de pronto la muerte, se volviera un consuelo, si la vida no fuera tenerte y gritar, y hasta a veces perderte, por la gente y los celos, si cuando me levanto no encontrara paredes... si no sintiera a veces que me vuelvo común si no me diera cuenta que la vida es un juego, y si no fuera el hombre con el que duermes tú.
Qué sería de mi si no callera siempre, si no me equivocara ni volviera empezar... qué sería de mi si no pudiera verte si no fuera tu sombra, ni te hiciera llorar... qué sería de mi si creyera en el cielo, si no diera una mano por hacerte feliz, si me tragara el cuento de que existe otra vida.. qué sería de mi si no fuera por ti....
Si pudiera callarme cuando todo me duele si no fueras mi calma y mi rabia también si de pronto no sientes ese miedo a perderme si no diera los huesos por quedarme en tu piel si creyera que todo ya lo tengo ganado si cambiaras de pronto si perdieras la fe si no probara a veces el sabor de tu sangre si no fueras mi fuerza y mi espada a la vez...
Qué sería de mi si no callera siempre, si no me equivocara ni volviera empezar... qué sería de mi si no pudiera verte si no fuera tu sombra, ni te hiciera llorar... qué sería de mi si creyera en el cielo, si no diera una mano por hacerte feliz, si me tragara el cuento de que existe otra vida.. qué sería de mi sino fuera por ti....
Ya ves, a veces me canso de ser hombre y también me agota escuchar que todo va bien, y ver tristes hombres mirando al sur, y no existir si no me miras tú.
Ya ves, a veces me canso de perderte y saber que estamos solos y no va a volver Guevara para darme la razón de no verte tendida en mi colchón.
Y mientras tanto, estrépito de andamios, pateras y naufragios, desvelan nuestro sueño. Y mientras tanto, si hoy se cae La Habana, ¿el día de mañana quién será nuestro dueño?
Así yo canto para recordar que sigues a mi lado, que aún sueñas despierta porque así vencemos el cansancio. Así yo canto para recordar que aún seguimos vivos, si no ves más allá de tu horizonte estaremos perdidos.
Ya ves, a veces me canso de ser libre, de ser libre para venderme y caer muerto donde mi libertad prefiera, siempre al otro lado de tu frontera.
Ya ves, a veces me canso de mí y de no tener valor para buscarte y cometer todo delito que este amor exija. "Quieta ahí, tus labios o la vida".
Y mientras tanto, estrépito de andamios, pateras y naufragios, desvelan nuestro sueño. Y mientras tanto, si arde Lacandona si Marcos abandona, ¿quién será nuestro dueño?
Así yo canto para recordar que sigues a mi lado, que aún sueñas despierta porque así vencemos el cansancio. Así yo canto para recordar que aún seguimos vivos, si no ves más allá de tu horizonte estaremos perdidos.
Súbita mano de algún fantasma oculto entre los pliegues de la noche y de mi sueño me sacude y yo despierto, y en el abandono de la noche no diviso gesto ni bulto.
Pero un terror antiguo, que insepulto traigo en el corazón, como de un trono baja y se afirma mi señor y dueño sin orden, sin meneo y sin insulto.
Y yo siento mi vida de repente presa por una cuerda de Inconsciente a cualquier mano nocturna que me guía.
Siento que soy nadie salvo una sombra de un bulto que no veo y que me asombra, y en nada existo como la tiniebla fría.
Juraría que nunca te he dedicado un apartado en este blog, a pesar de ti. También a pesar de ti, jugueteamos a hacer que no soñamos juntos... No podemos hablar de música, ni compartir conciertos... ni siquiera tenemos amigos en común, que nos roben trocitos de nosotros mismos, de nuestro tiempo. A pesar de mi, me comprendes, me quieres... consigues que no queme el teléfono cuando he de llamar para pedir ayuda, desesperante táctica, puesto que conoces al dedillo mi amígdala cerebral, cuando anda perdida y cuando encuentra, nuevamente, su camino. A pesar de los dos, nos conocimos un buen día (una buena noche más bien, de las mejores) y desde entonces no hemos sabido pactar un alejamiento moderado, a veces necesario... Mi amigo, mi confidente, mi compañero, el brazo que me va empujando cuando no soy más que un peso muerto, mi primer café del día, mi mejor partida de Trivial, ese sorbo de vino con principio y fin, horas de risas acompañadas de alguna compra, ese guiño acertado capaz de convertirme en la reina de la baraja, ese todo que conformas... Ese tú que se plantó hace 11 años a apenas unos milímitros de mi eje vital, y que espero que reste ahí para siempre.
Hoy ha sido un día jodidamente extraño. Me he despertado con la certeza de que lo que acababa de soñar se iba a cumplir... Y así ha sido. El primer café con J. se ha basado en pequeñas confidencias, secretos que dejan de serlo, más por moldearlos con sus merecidos detalles, que por ponerles palabras. Pero el día viene con ganas de dar ostias, y la primera empieza con un mensaje de texto. Diversidad, de opiniones, de emociones, de miradas, para unos fugaces, para otros insignificantes, para otros tantos, sólo silencios. Muere Benedetti, segundo mensaje de texto. Sobre la muerte me cuesta escribir, quizá porque todavía la huelo, y parece que si la nombro demasiado va a querer continuar merodeando por aquí... En menos de un par de horas, intuyo una cola inacabable de recuerdos que vienen con la intención de quedarse... Esta idea me aterra, y empiezo a no poder controlar el miedo, o la tristeza, qué sé yo. Cuando estoy triste, busco protección en las personas que tengo cerca, y ese creo que es un error bastante generalizado... ¿Y ahora quién me protegerá de tus ganas de ayudarme? No quiero reír, ni fingir que nada me afecta... sólo necesito saber que estás, y que, cuando haya terminado de llorar, seguirás estando... entonces, sólo entonces, podemos jugar a reír, y a fingir que nada importa... porque, en realidad, poco importa (no te me enfades Jor). Pero todavía hay tiempo y espacio para sentirte más miserable, y ahí viene cuando te recuerdan todo lo que tienes... y que, a pesar de ello, hoy estás triste. Ahora he de salir de nuevo y prestar un poco de atención a mis obligaciones, las últimas por hoy... Sinceramente, espero que al señor 18 de mayo no se le antoje depararme más sorpresas.
Por la memoria vagamos descalzos seguimos el garabato de la lluvia hasta la tristeza que es el hogar destino la tristeza almacena los desastres del alma o sea lo mejorcito de nosotros mismos digamos esperanzas sacrificios amores.
A la tristeza no hay quien la despoje es transparente como un rayo de luna fiel a determinadas alegrías.
Nacemos tristes y morimos tristes pero en el entretiempo amamos cuerpos cuya triste belleza es un milagro.
Vamos descalzos en peregrinación triste tristeza llena eres de gracia tu savia dulce nos acepta tristes.
El garabato de la lluvia nos conduce hasta el hogar destino que siempre has sido tristeza enamorada y clandestina
Y allí rodeada de tus frágiles dogmas de tus lágrimas secas / de tu siglo de sueños nos abrazas como anticipo del placer.
Parece que, salvo estúpidas excepciones, corren buenos tiempos (y no para la lírica, que anda algo estancada, por cierto). Si bien es cierto que impera la calma, no puedo pasar por alto esta especie de hipersensibilidad a la estupidez ajena. Quizá me afectase menos si estuviéramos hablando de individualidades, en lugar de acercamientos “metidos a cucharón”. Vamos, que acepto de buen grado que uno quiera nacer gilipollas, morir gilipollas y ser constante durante toda la vida, pero por favor, que sea una carrera en solitario. Y es que hemos de aprender a saber compartir, y, lo que es más difícil, a saber con quién compartir... Disculpad, como dije antes, son malos tiempos para la lírica.
PD. El domingo recibí una mala noticia. Me gustaría saber escribir sobre ello, saber recordarte como mereces, pero nada de lo que pueda decir/hacer/ser ahora está a la altura, así que allá donde estés, tendrás que esperar un poquito.
De nuevo parece que la tarde de domingo me gana el pulso y se disfraza de gris mojado, de silencio en calles casi deshabitadas, de olor a madrugón inminente... Se me antoja algún ejercicio que suponga la pérdida de esta visión lineal y me decido a generar una serie de debates conmigo misma que no hacen más que perpetuar esta especie de lirismo desfasado, que pide a gritos ser aniquilado por un trago de absenta. A sólo unos días del 1 de mayo, confiaremos en que la vieja escuela sepa anteponer a "los de los bolígrafos" sobre "los de las porras" (seguimos con Boikot)...
Parece que por fin vamos a tener un festival decente en Barna, y además al ladito de casa. Boikot y S.A... como el perro de Pavlov, ya estoy ensalivando. Un temita para ir calentando:
Esta mañana, en un curso sobre diversidad, el profesor nos planteó una cuestión: -alguna situación/vivencia personal en que nos hayamos sentido diferentes, únicos... Qué extrañamente placentero es ser capaz de generar una lista interminable de situaciones diferentes, historias vividas, únicas, auténticas, para mal o para bien (como diría el maestro); y todo esto sin buscarlo. Porque la vida, a veces, se comporta y te regala al mejor compañero que una puede tener, unos amigos (pocos) que merecen morir a abrazos, una banda sonora de película de Kubrick... Llevo algunos días un tanto perdida, buscando lugares distintos, nuevas compañías (vacías, rotas, agotadoras...)... no las necesito. Me basta con ir el viernes a nuestro bareto, el único en el que puedo decir eso de "lo de siempre", en el que dejan que suba la Marea... y a partir de ahí comenzar a plenear el próximo concierto, el de Boikot quizás, y seguir pidiendo "lo de siempre", y jurar que esta noche "a dormir no me voy", y más de "lo de siempre", y debatir sobre Transfer, o sobre la versión de Señora que hacen Los Enemigos, y romper el vaso de siempre por la parte de abajo y beber hacia arriba, y besar a mi niño, y cantar "Calimero" al estilo "Bunbury", y no poder parar de reir, porque me siento feliz, porque esta sí que es nuestra manera de vivir, sólo la nuestra.