28 de octubre de 2008

Sin contrato


Vamos a romper las reglas, por ejemplo, siempre. A reir ahora, a tocarnos, a matarnos con la mirada, a fumarnos la sensación de repetir, a crecer para atrás, y vivir equivocados.

Y vienes del trabajo, y me besas, y no poder parar. Entretenerte con una caricia y desear que acabe pronto, para que vuelvas a entretenerte con una caricia... y desear que no acabe nunca.

Y volar, y vivir ese momento, de nuevo rompiendo reglas, porque son las dos de la mañana y acabamos de despertar; porque el cansancio y temor por madrugar se hacen invisibles, y me siento más viva que nunca, aunque ya podría morir tranquila.


Vamos a desordenar cualquier momento, por ejemplo, ahora. A apartar los apuntes para besarnos, para recorrer tu vida en menos de diez minutos, y sentir que mi estómago es un hervidero de cualquier cosa. Y a cambiar tranquilidad por furias que acaban en la cama, o en el suelo. Y a apartar la guitarra porque ahora suena otra canción, la tuya, la nuestra.


Vamos a romper cualquier hábito. Y beber vino en la taza del colacao. Y brindar, y cantar, y bailar y cerrar los ojos y caernos al suelo; y no podernos levantar. Y vivir así, como anoche, sin reglas, por ejemplo, siempre.

26 de octubre de 2008

A la mierda primavera

Y otoño. A la mierda todo y todos. A la mierda las canciones que regalo, y los regalos que se vuelven a regalar. A la mierda todo. A la mierda todos.

21 de octubre de 2008

El porqué de tus silencios

El porque de tus silencios que quieres ocultar
el porque de tanto tiempo sin hablar,
Dios te libre de inventar de mentir o de callar cuando cantas,
como un pájaro indefenso bajo la tempestad
aún encuentras fundamentos en la ruina cruel
de tu memoria al recordar el porqué de tus silencios
y las huellas de tus pies en la arena frente al mar
borradas por el vaiven de las aguas;
el fin es el comienzo ya nadie te espera
no sabes si sales o si entras
son asuntos de familia que no se pueden tratar,
la gente no cambia los genes no engañan
y tus flechas nunca dan en el centro del blanco de la diana
y las huellas de tus pies en la arena frente al mar
borradas por el vaiven de las aguas;
el fin es el comienzo ya nadie te espera
no sabes si sales o si entras
que dificil es poder poner todos los días
un poco de luz en tus venas,
y las huellas de tus pies en la arena frente al mar
borradas por el vaiven de las aguas
el fin es el comienzo ya nadie te espera
no sabes si sales o si entras.

Del CD de Núria me quedo con esta, que no se bien por qué, pero me ha encantado. Ahora sólo falta darle un poco de sentido.

16 de octubre de 2008

Espérame en La Habana


"Esta ciudad amanece siempre entre secretos y por todos sus rincones no se esconde más que vida. Toda libertad florece aquí con desmesura, toda pasión arrasa y se desborda. Difícilmente podría sentirme en ningún lugar del mundo tan humano y colmado de vida como al borde de este mar luminoso y amable, inmerso en esta ciudad que cada día nos depara pasiones y emociones intensas. Si un día volviera a nacer, no lo dudéis, no habría dificultad alguna para hallarme: sólo tendríais que venir aquí, sólo tendríais que esperarme en La Habana"
La Habana, agosto del 2003.
No nacer en Cuba ha sido, sin duda, la venganza de algún dios poco cuerdo o alguna diosa muerta de envidia. ¡Putos dioses, siempre tan caprichosos! Hay demasiados destinos, miles de rincones por descubrir, sin embargo, ante la idea de un viaje relativamente cercano, mis deseos vuelan hasta la página 12. Y es que, con la misma fuerza del primer amor, La Habana se aposenta ahí dentro y, ni el tiempo, ni la distancia consiguen hacerla desvanecer (ni siquiera un poquito).
En estos días en los que todo pensamiento se pervierte y desvía hacia caminos poco usuales, es cuando más echo de menos su olor, su silencio roto por perfectas melodías enemigas del ruido vanal, sus rostros alegres, cansados de un régimen deteriorado, pero alegres al fin y al cabo... Casi nada me haría tan feliz como volver a sentirte.

12 de octubre de 2008

Mensaje en una botella

Hace ya siete meses, tres días y dos horas
naufragué en esta isla que no está en ningún mapa.
La primera semana lloré como un muchacho
asustado y el miedo vino a vivir conmigo.
Luego maldije a Dios los quince días siguientes.
Y me pasé tres días sin agua ni comida.
Los siguientes dos meses he añorado tu cuerpo
y soñado con el tibio roce de las sábanas.
Cada noche encendía hogueras en los montes
pendiente de que un barco pasara por delante
de esta isla maldita . Y en la playa he dejado
mensajes de socorro pidiendo que vinieras.
Arrojé cien botellas con mensajes urgentes.
Y durante tres meses aprendí que la vida
es un cangrejo, un fruto, el agua del torrente,
el sol que cada tarde pinta de rojo el agua.
Ya no siento temores. Recuerdo vagamente
que más allá del mar hay fusiles y espadas
y hombres que maldicen haber nacido un día.
Y que aquel mundo era una isla de monstruos.
Ayer me desperté cantando sin que nadie
me dijera: “Estás loco ¿A qué tanta alegría?”
Y cada tarde escribo en la arena unos versos
que borran las mareas y que de nuevo escribo.
Hoy he visto pasar un barco no muy lejos.
He apagado raudo la luz de las hogueras
y he borrado todos los mensajes de auxilio.
Afortunadamente el buque ha pasado de largo.

Pd1. No es un tema de amantes o amigos. Ya me encontré, ahora sólo necesito poblar mi isla. Deseé que vivieras en ella. Pero acepto, feliz, que sólo seas un huesped. Siento esta tarde.

Pd2. Me conoces tanto que es imposible coger un desvío. Gracias por esta tarde.

Pd3. Te amo. Creo que viviremos solos en esta isla, y nada en el mundo me puede hacer más feliz.

Ale, pa los tres "hombres de mi vida". Al menos a día de hoy.

Tarde de domingo

... En la que nadie dispone de un hueco para mi.

6 de octubre de 2008

Yo sé que mi vida es un exceso...



Pocos hombres me ponen tanto como Robe. De joven, esta foto presidía mi escritorio y me ayudaba a que las horas de estudio fueran un tanto menos aburridas. Mirarla suponía pensar en Pueblo Nuevo, en los litros de kalimotxo que se esfumaban en la sobremesa y comenzaban a hacer su función a eso de las 6 de la tarde. Hora en que irrumpíamos en cualquier garito para continuar bebiendo... Por aquel entonces, no percibíamos el paso del tiempo; como mucho lo notaba el estómago, o la garganta... BB+, Ceferino, Pepe y Q3, este era "el rollo de siempre". Al Lobo, casi siempre, iba yo sola. No quería terminar la semana sin verle, aunque fueran unos pocos minutos. Casi siempre estaba acompañado, hecho que me empujó a suplirle por no sé cuántos intentos de relación fallida... eso sí, de autoestima andaba bien servida, y de buena fama, también.
Casi diez años callejeando por allí, cada rincón es una canción, un recuerdo... descampados por los que sólo paso acompañada por un nudo en la garganta, matices, miradas, sexo en algún baño, pactos de amistad eterna (ahora ya rotos)... Momentos únicos, todos ellos distintos salvo en un pequeño detalle... la banda sonora siempre la ponía él.