En
estos días en los que la más que justificada indignación popular se
palpa en todos los rincones, me choco de frente con la firme cultura del
“yo saldré cuando”. Respetable, claro. Pero no termino de comprender
ese afán por mezclar tocino con velocidad. Nos gobiernan una serie de
personas que recurren reiteradamente a la mentira y al insulto para
justificar sus presuntos delitos de corrupción y su
falta de rigor a la hora de cumplir el programa electoral que
presentaron en campaña. No voy a persistir en la idea del destrozo
social y laboral que han reforzado y perpetuado, por todos conocido. Me
pregunto qué sería de nuestra historia si el “yo saldré cuando” hubiera
encabezado los lemas de las madres de la Plaza de Mayo, del Sindicato
“Solidaridad” de Polonia, del Frente Polisario, del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional, de Mandela y su ataque al Apartheid, del
movimiento homosexual, la revolución feminista... Y oigan, qué bonito es
poder escribir todo esto a puertas de las ansiadas vacaciones, esas que
-los que tenemos mucha suerte- podremos disfrutar en breve, gracias a
la lucha de cientos de personas que entendieron que no podía alargarse
más el momento de hacer alguna cosa. Que cada uno salga a la calle
cuando quiera, sólo espero que el día en que se decida hacerlo no sea
demasiado tarde. Y nada, que “dos no está tan cerca de infinito como
diez”, ni mucho menos.
PD: ¿¿¿Veinteava????? ¿¿¿¿¿Ha dicho "veinteava"???? No me jodas Rosa Díez, al Parlamento se va con los ordinales aprendidos hombre..