20 de septiembre de 2010

Gracias Luis




Seguramente, cualquier narración desvirtuaría lo vivido este fin de semana. Madrid, amigos, música... una colección de momentos irrepetibles que tardarán en desaparecer de mi memoria.

11 de septiembre de 2010

A dos metros bajo tierra



Hace un par de años, mi hermano insistía en que le echara un ojo a esta serie. Ví el primer capítulo algunas veces y no creí que valiera demasiado la pena, o quizás no quería que valiese la pena, de esta manera evitaría acercarme, otra vez, al pánico que me produce la ausencia. Acabo de ver el último episodio... (hace media hora que escribo, borro, escribo, borro, escribo, borro...). No está mal, me gusta comprobar que, a estas alturas, la televisión me deja sin palabras.

8 de septiembre de 2010

Volvemos...

Para mi, como para muchos, el año empieza en septiembre. Cuando todavía no hemos terminado de digerir las noches de borrachera estival, debemos reencontrarnos con madrugones, prisas, y demás puntos del guión de un curso que, de entrada, no denota grandes cambios. En los pocos días que me separan de lo que fue revivir, ya han intentado atraparme con sus lanzas de madera, ágiles y quietas a la vez, siempre afinadas, silenciosas. Parece que los objetivos, este curso, están casi tan definidos como entonces, cuando había objetivos. En unos días, se difuminarán y caerán sobre nuestras cabezas, como los lejanos colores de los fuegos que acaban de aterrizar y que representan un fin de ingesta (que no de fiesta) de todo tipo de sustancia enajenante. El caso es que el percal está de luto, y tampoco hay muchas trazas de enmienda a corto plazo, por lo que habrá que plantearse seriamente la posibilidad de buscar un refugio en forma de concierto, mesa de bar, vaso de chupito o simplemente silencio... y que sigan hablando los de siempre.