Resistencia. Mantenerse firme a unos principios que -burlas semánticas a un lado- buscan vivir su propia historia, con final, como todas las historias.
Adaptación. Llegar a divertirte poniendo a prueba a ese yo social, para el que siempre es época de Carnaval.
Cadiz. Pasear por La Caleta. Guitarras como terapia alternativa a una vida de arena y cal. Ron para celebrar el éxito de recordarte cada día, un poco menos.
Recuerdos. Dedicar un espacio privilegiado de la memoria a honrar y venerar a quienes -entonces- se burlaron de la semántica para hacer de sus principios una historia sin final.
Justicia. Para erradicar el miedo de unos muchos y el cinismo de unos pocos. Y libros, todos y cuantos podamos adquirir, porque llegará el día en que su consumo llegará al cielo y no por sed de conocimiento, sino porque nos los habrán arrebatado (también), y será entonces cuando lloverá consciencia sobre nuestras cabezas y queramos saborear la miel que ya no tenemos.
Llegar al cielo. Rezar. La fe. Salvarse de no sé quién, o no sé qué. Dios, él sí que sabe de adaptación y resistencia, qué hombre!
Jueves. Principios.