12 de noviembre de 2010

(Odio poner títulos)

Son días que caen desde arriba sin encajar, como las piezas de una mala partida de Tetris. Llueve hostilidad y la desconfianza se aposenta, con sus mejores galas, en primera fila de un espectáculo de techos mal pintados y bombillas fundidas por el paso del tiempo.
También son días de pérdidas. Compañer@s que abandonan la lucha para emprender un nuevo viaje. Nos dejan para siempre, y sentimos miedo a que esta idea siga alimentándose de nosotros mismos hasta convertirnos en sobras.
Otros se mudaron a apenas un metro de nuestro hogar. Pasea su recuerdo por las avenidas de una memoria empeñada en olvidar. Les miramos y nos invade la inevitable nostalgia de días que no han de volver, momentos adornados de alcohol y pañuelos palestinos. A ell@s les miramos con gratitud y lejanía, y deseamos que nuestras vidas sean estrictas con la teoría de las líneas paralelas.
Pero en todo este laberinto de brújulas sin norte y cosechas perdidas, tenemos claro que seguimos siendo los de entonces. Así que no tardo ni medio segundo en descolgar el telefonillo, entonar un decidido “ya bajo” y acompañaros al bar más cercano. Atino a descifrar “Palabras para Julia”, ahora por Kiko Veneno. Un primer brindis por la vida, el segundo por nosotros... os miro, me besas, se repiten los acordes como si fueran la receta médica de un principio de cansancio en el alma. Os sigo mirando, ahora soy yo quién te besa, Palabras para Julia está terminando... y yo, con un mundo nublado a mis espaldas por los primeros efectos del vino, consigo manejar los botones de la máquina de Tetris, haciendo que las piezas se coloquen magistralmente en su posición. No es difícil. Creo que el secreto está en encontrar el momento.

A Adriana y Raquel, que hace muchos años hicieron un perfecto nudo con nuestras líneas paralelas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te quiero.
Adri