17 de enero de 2010

Altibajos

La manera de controlar los vaivenes emocionales pasó de largo por mi puerta. Me quiso dejar a oscuras, ciega de raciocinio... Desde entonces me gusta engancharme a cualquier luna, y tranformarme como ella: crecer, decrecer y menguar para llegar a un estado de plenitud esporádico y perecedero. Porque, por más que lo intento, no consigo ceñirme a esa fina linea de cordura que sería la vida normal. Así que me decanto por cantar, y bailar, y volar, hasta que salga el sol. Convencida de que lo mejor está por llegar, os espero. Y deseo que, algún día, podáis entender mis mensajes, sin horror, sin miedos... porque, entre tanto pasar y pasar de días normales, a veces una oportunidad con olor a romero se sienta a nuestro lado. Sólo hay que girar la cabeza y mostrarle la mejor de nuestras sonrisas.
Feliz semana.

4 comentarios:

David dijo...

Es un buen post, Ajillo.
Feliz semana.

Águeda Almudena dijo...

Puede que en muchas ocasiones sea mejor dejarse llevar, permitiendo que en nuestra vida entren la improvisación y la sorpresa. Puede que sea mejor que se sienten y charlen con la costumbre, la pena y la desidia.

Ojalá no perdamos nunca más una de esas oportunidades con olor a romero, ojalá nunca más las dejemos pasar.

Feliz semana.

Mariajillo dijo...

Ojalá te conozca pronto, en Madrid, por ejemplo. Tomando absenta y tarareando alguna de Sabina. El año pasado estuve en Gandía, fui a un concierto de Ismael Serrano. ¿Quien sabe? Quizás sentí ese olor, el del romero... quizás lo dejé pasar.
Feliz semana guapa!

Sandra dijo...

Dime que vendrás a verme pronto. Dime que estarás conmigo en estos días. Ahora sigo con mi cansinura vía teléfono :-)