11 de mayo de 2010

Amores posibles

Ninguna dirección debería estar prohibida. Prohibir es una palabra tan peligrosa que resulta digna de almacenaje eterno. Como mucho, debería prohibirse el aburrimiento. O los guisantes.
De la misma manera, tampoco debería existir el daño gratuito, porque, puestos a herir, tengamos clara la recompensa, si es que atinamos a encontrarla...
Llamar a un tiempo verbal “pretérito imperfecto” es algo más que un capricho semántico.
Pero jamás existió combinación de palabras más injusta, ni argumento más cobarde: amor imposible.


Miran al cielo y piden un deseo:
contigo la noche más bella.
Amores imposibles
que escriben en canciones
el trazo de una estrella.
Cartas que nunca se envían.
Botellas que brillan
en el mar del olvido.
Nunca dejes de buscarme
la excusa más cobarde
es culpar al destino.

Amores imposibles (I. Serrano)

2 comentarios:

Yo dijo...

Ei! Que antes te colgué por motivos obvios... Mañana te llamo y buscamos un hueco para que me enseñes a hacer croquetas...

Ah! Y amores imposibles es casi tan injusto como amores eternos... que lo sepas.

Mariajillo dijo...

Cuando quieras, no tienen nada del otro mundo (más tiempo que dificultad).

No comparto, en absoluto, tu última afirmación, en persona seguimos, si eso.