21 de junio de 2007

El monje que vendió su Ferrari

Respirar desde la garganta, atreverse a destruir miedos, desapegarse de sentimientos arraigados desde el inicio... los ejercicios posturales dejan hueco a sensaciones. Detrás de la Universidad central hay un pequeño local donde la energía fluye sin obstáculos. Allí puedes disfrutar de un mate en buena compañía, compartir lecturas o practicar cualquiera de las actividades programadas: desde un clase de yoga tibetano hasta una meditación profunda al son de buenos augurios. Eso sí, ten siempre cerca un chupito de agua azucarada, las agujetas no perdonan.
Sigo soñando con mi viaje a la Índia y el esperado descanso en Maldivas, este verano (que no este año) no podrá ser. Y es que hay lugares que viven, perduran y se colocan aún por encima de los sueños. Me parece que algún "yo ancestral" debió de esparcir mi corazón por los rincones de latinoamerica, así que no pararé hasta recoger todos los pedacitos.
Que pesen un feliz dia. Viva México!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras lo de Índia no se convierta en una asignatura pendiente... puedes seguir buscando esos pedazos...