9 de marzo de 2010

Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar y también de la alegría.

Mario Benedetti

PD. La alegría. No estaría de más que, de tanto en tanto, lucháramos por recuperarla... puestos a luchar por causas justas...

2 comentarios:

Jordi dijo...

Te adoro.

Sandra dijo...

Al hilo de tu nueva entrada, deberías recordar otro de los grandes fragmentos de La educación de las hadas... "La alegría es más escasa, más difícil y más bella que la tristeza. Más que una necesidad natural, se ha convertido para mí en una obligación moral"