4 de marzo de 2010

No siempre lo urgente...

Es lo importante.
El día no ha comenzado en orden. Cuando los días no nacen ordenados, parece que vivan mosqueados, y no hay dios que les robe una sonrisa, o una palabra amable. Por mucho que te esfuerces en comprenderlos o escucharlos, no sueltan prenda. Así que la mejor opción es aceptar que, sí o sí, te esperan 24 horas de inquietud, parábolas y repetición.
Aquí no hay música que valga, ni desconexión posible: el reloj te llama inepta, el teléfono, callado, evidencia un poco más de soledad y al fogón le da por llamar la atención y oscurecer (más de la cuenta) lo que fuera el principio de un momento privilegiado.
Como no encuentro forma de dialogar, decido acabar a hostias con este caprichoso 4 de marzo. Por eso, marco tu número, después el tuyo y, finalmente, el de usted.
Acabo de colocar al de las manillas en el segundo cajón, junto con el estúpido ese que de vez en cuando hace "pi-pi". Al pastel de queso le deben faltar unos 10 minutos. Los momentos privilegiados merecen otra entrada...

1 comentario:

Sandra dijo...

Marca mi número, éste y todos los días caprichosos. Yo haré lo propio.