15 de octubre de 2009

Los sonidos del silencio

A día de hoy, todavía no he aprendido a agradecerle tantas cosas... Supongo que es una cuestión de caracteres, o incompatibilidad, el caso es que nuestra relación siempre ha sido un tanto amarga.
No acabo de encontrar el modo de agradecerle, por ejemplo, toda una vida dedicada a mi felicidad, quizás porque me jode profundamente que tanto esfuerzo en este sentido no haya dado demasiados frutos... Admirable, sin duda, su fortaleza, su rapidez y eficacia a la hora de construir bloques de acero impenetrables, escudos protectores de un corazón marcado por el hambre, el frío, la pérdida... la vida misma.
Envidio sus ganas de luchar, quisiera tener las ideas tan claras como él (pese a que no comparto la mayoría de ellas). Su manera de amar es casi letal, en eso supongo que nos parecemos, nunca hemos sabido querer, o al menos de una manera justa.
Atribuirle también mis múltiples miedos e inseguridades me parece una insensatez, así que desviemos la mirada hacia todo aquello que nunca podré pagarle: la pasión por la música; la aventura de creer que podemos mejorar; la necesidad de una mirada, de una aclaración, de una sonrisa; la falta de vergüenza, a veces extrema pero dotada de un toque cómico que espero conservar de por vida...
Fin de esta entrada... no tengo más ganas de llorar esta semana. En cualquier caso y, aunque nunca leerás esto, te quiero y no hay en el mundo litros de absenta que puedan menguar el dolor que siento cuando pienso en que puedo perderte.

PD. Dediquemos esta entrada a todos los padres, que, de forma más o menos acertada, se adentran en la montaña y esperan llegar a comprender los sonidos del silencio.

4 comentarios:

Lecram dijo...

Ojalá yo fuera capaz de escribir algo así.

Sandra dijo...

Joder tía...

Anónimo dijo...

A mi de peque me imponía mucho tu padre, pura fachada eh? Luego siempre me daba caramelos ;-)

Anónimo dijo...

¿Cómo estás amore? Hasta el viernes no libro, y creo que es justo cuando te vas a Roma... no sé si aguantaré dos semanas sin verte :-(