27 de octubre de 2009

Un lugar en el mundo

Estos últimos días he vivido rodeada de pequeños y grandes tesoros, momentos únicos, probablemente irrepetibles... regresaron las mariposas, y regresaron tus manos. Esta tarde, enumerábamos esas pequeñas vivencias que nos hacen un poco más felices, recordábamos canciones que lo fueron todo, escenas de películas... Hay cientos de secuencias que consiguen hacerme despertar de la inopia que produce la cotidianidad... pero, sin duda, esta es la más bella. Hoy la vuelvo a ver, y, quizás porque estoy más perdida que nunca, la siento muy cerca.

PD. Pienso que algo parecido a esto debe ser la felicidad... (Esta es una entrada algo extraña, pero yo me entiendo).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces, perderse es la mejor opción... Y sinceramente, no te imagino encontrándote, me gustas así.
Te veo el jueves en ese pedazo peliculón que vamos a ver... casi a la altura de "tu" escena.
Un abrazote amore.
PD: No sabes lo mucho que me gusta verte contenta.

Mariajillo dijo...

Peliculón diiiice... Todavía no he decidido si entraré al cine o me quedaré mirando tiendecillas, tss.
Gracias por ti.

Anónimo dijo...

Espero que te encuentres pronto, porque de lo mejorcito que me ha pasado en la vida ha sido eso, encontrarte.

Mariajillo dijo...

Ohhhhh! Gracias. Yo también puedo decir lo mismo de ti, eh?
Venga, vamos a currar un poco; esta tarde te llamo.
Te quiero San.

Jorge dijo...

¿Qué carajo le pasa a tu móvil? ¿Estarás en casa esta tarde? ¿Puedo ir? ¿me ayudas a arreglar mi mundo?

Mariajillo dijo...

Pregunta 1 y 2: Estoy en la biblioteca (móvil en silencio).
Pregunta 3: Hasta ahora no era mi intención, pero voy para allí.
Pregunta 4: Claro que sí.

¿Asamos castañas?

Ale, sigamos la conversación por teléfono. Hasta ya!